Peregrinar a los mercados de Sevilla es casi una suerte de ritual donde confluyen los coloridos puestecillos de comida con los aromas más primitivos. Un paisaje que otrora se perfilaba con carritos y una animada vida matutina y que hoy convive con espacios gastronómicos, bares de chacinas y nuevos inquilinos que, lejos de colonizar a los mercados de siempre, hacen que los mismos vuelvan a convertirse en un reclamo al que transitar.
Sea para adquirir productos frescos, flores o bien para agenciarse unas tapas con solera y desentrañar los sabores de la ciudad. Junto a los mercadillos, los mercados son espacios ideales para tomarle el pulso a Sevilla. Anota estas coordenadas para tu siguiente compra (o ruta gastronómica).
1. Mercado de calle Feria
Una de las arterias más transitadas de Sevilla, la calle Feria, abraza también uno de los mercados más populares. El edificio que aloja, y cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, articula mucho más que pequeños negocios de alimentación.
Junto a la iglesia de Omnium Sanctorum y el Palacio de los Marqueses de la Algaba, ofrece una categórica barra de pescados en el centro del inmueble, multitud de puestos y fantásticos restaurantes. Podrás degustar deliciosas hamburguesas, comida callejera y sucumbir sin rechistar a deliciosas cocinas internacionales.
A propósito, junto al mercado encontrarás Parcería, un imprescindible para los ávidos cafeteros.
📍 c/ Feria, s/n
2. Mercado de Triana
El espacio que hoy preside el Mercado de Triana encierra, literalmente, vestigios de la historia de la ciudad. La que otrora fuese fortificación musulmana se convertiría, tras la toma de la ciudad por Fernando III, en sede de la Santa Inquisición. El Castillo de San Jorge se derribó en 1785 debido a su estado ruinoso ocupando su lugar desde 1821 la Plaza de Abastos de Triana, al aire libre con puestecillos de tejados a dos aguas.
Este fue su aspecto hasta 1991, cuando fue derribado a fin de elevar uno con mejor estructura ante la sorpresa de hallar restos del vetusto Castillo de San Jorge. El que hoy conocemos no vería la luz hasta 2001 e incluye sendos vestigios arqueológicos.
Su interior aglutina bastante de la idiosincrasia trianera. Un aspecto que evidencia el estrecho lazo que une el barrio y la alfarería y el flamenco y negocios capaces de conservar su carácter y solera.
📍 c/ San Jorge, 6
3. Mercado del Arenal
A pocos metros de las animadas terrazas, restaurantes y coctelerías de Reyes Católicos, en Pastor y Landero destacan dos espacios: Chiquilla y el que de a poco emerge como uno de los mercados imprescindibles de Sevilla. Este edificio histórico que elevó el arquitecto Juan Talavera y Heredia acogió en el siglo XVII el convento de Nuestra Señora del Pópulo.
Con el tiempo incluso llegó a albergar una cárcel y no sería hasta 1947 que se fundó este mercado que hoy resiste en pleno centro. Es inconfundible: exterior porticado, fachada en colores blanco y albero, techo de cristal y multitud de puestos que trascienden la pura alimentación.
Cafetería, casa de té e incluso un restaurante vegano coexisten en este mercado pintoresco que, si bien no es de los más concurridos de la hispalense, se reserva una experiencia de lo más auténtica.
4. Mercado de la Encarnación, el más antiguo de Sevilla
El de la Encarnación es el mercado más antiguo de la ciudad, remontando sus orígenes al año 1842. Por entonces se construyó en el emplazamiento del antiguo convento medieval de la Encarnación y constaba de 400 cuarteladas (el término que designaba a los puestos que nombramos hoy) que abastecían de alimentos a toda la ciudad.
De hecho, se le conoció durante años como el Mercado Central de Sevilla. En 1973 se demolió debido a problemas estructurales. Un mercado provisional se afincó en la plaza por espacio de 37 años.
El resto es historia. El Ayuntamiento de Sevilla sacó a concurso la reconstrucción de la plaza y, finalmente, Jürgen Mayer se encargó de alzar el proyecto Metropol Parasol, que se inauguraría en 2010. A pie de calle y bajo las Setas de Sevilla emerge este mercado de 2.200 metros cuadrados con más de una treintena de puestecillos, muchos de ellos negocios de los comerciantes originarios que trasladaron la tradición a otras generaciones.
Dicho de otro modo: en esta vanguardista instalación (no exenta de debates) confluyen la modernidad con la solera de la vida de mercado. Uno de los proyectos arquitectónicos más modernos de Sevilla frente al recuerdo de esa antigua plaza de abastos, la más vetusta de toda la ciudad que de algún modo pervive en el interior de las Setas.
📍 Plaza de la Encarnación, s/n