
A veces desearíamos convertirnos en pájaros para poder disfrutar de Sevilla desde las alturas y admirar toda la ciudad en su esplendor. La Catedral, sin ir más lejos, dispensa de unas exitosas visitas a sus cubiertas. Sin embargo, tampoco descartamos desentrañar los secretos, pasadizos que se encuentran a metros bajo tierra.
Bien pueda sorprender el hecho de que la ciudad tenga pasadizos subterráneos, es lógico cuando te detienes a pensar que hay toda una antigua urbe de secretos sepultada bajo la Sevilla de nuestros tiempos. Basta con ver el templo romano de la calle Mármoles o el Antiquarium de las Setas para percatarnos de cómo es este desnivel.
En algunos documentos se habla de un pasaje subterráneo que comunica la Torre del Oro con el Alcázar y Triana, y otros corredores que conectaban las cárceles de la Inquisición con el Tribunal del Santo Oficio. También sabemos de la existencia de túneles romanos, que eran básicamente las cloacas, ya que el Imperio Romano se preocupó mucho por las condiciones sanitarias de la ciudad.
No hay prácticamente ningún túnel al que pueda acceder el público pero tenemos constancia de algunos que desgranamos en lo que sigue.
Pasadizos secretos bajo nuestros pies
- Una cisterna romana bajo la Plaza de la Pescadería. Esta estructura hidráulica de unos 4 metros de profundidad y a tan solo 60 centímetros del suelo salió a la luz en 2006 y que el Ayuntamiento cubrió con una estructura acristalada de la que difícilmente se puede distinguir el interior.
Este aljibe o cisterna, datado del siglo II, facilitaba la distribución del agua. El interior solo ha permitido visitas en alguna edición de la Noche en Blanco de Sevilla.
- El pasadizo de la calle Abades, el cual se pudo investigar en 1970 a raíz de unas obras en la calle. Se cuenta que en el siglo XIX una esclava usó este pasadizo durante un carnaval para escapar del yugo de su amo.
- El pasaje subterráneo de Argote de Molina, que fue conocido como el Callejón de las Brujas durante los siglos XVI y XVII, y se sitúa en lo que hoy es el restaurante Don Raimundo.
- Unos subterráneos conocidos como la Cueva de Hércules, que llegaban desde la iglesia de Santa María la Blanca hasta la calle Mateos Gago.
- Por supuesto, el Real Alcázar, al ser una fortaleza contaba con otro pasadizo, aunque este también se usaba con fines no militares por Pedro I El Cruel y sus escarceos amorosos con María de Padilla, su amante.
- Unas galerías que iban desde la Catedral hasta la calle García de Vinuesa.
- Unos pasadizos bajo la calle Torneo, documentados por el cronista Don Manuel de la Cruz.
- Si hay unas galerías que son admirables, esas son las del complejo hotelero Las Casa de la Judería.
Este hotel de 18.000 metros cuadrados está conformado por 27 casas unidas entre sí. Todas estas viviendas están conectadas por un increíble túnel subterráneo e incluso se conserva una muralla de la época a la entrada de los pasadizos.
- Donde hoy se haya el Flotarium de AIRE Ancient Baths Sevilla otrora fueron unas ruinas romanas del siglo I d.C. Y es que este templo dedicado al bienestar se aloja en una casa palacio del siglo XVI en cuyas profundidades puede contemplarse el paso de la historia.