Sevilla integra en su callejero tal cantidad de estilos artísticos y obras asombrosas que es difícil saber presumir sin condenarse a la pedantería. Pasear por esta ciudad, uno de los mayores patrimonios de Andalucía, implica obstinarse en quedarse a vivir bajo el amparo de su mezcolanza, singularidad y brutal gastronomía. José Espiau y Muñoz es uno de los arquitectos más grandes que ha dado Sevilla y responsable de muchas de las obras arquitectónicas contemporáneas que la mirada recuerda.
Espiau y Muñooz nació en 1879 y falleció en su ciudad natal en 1938. En Madrid cursó sus estudios en arquitectura, donde conoció a otros renombrados colegas: Aníbal González y Juan Talavera y Heredia.
Su proyecto más complejo fue la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, que competiría con la Maestranza. Las dificultades y deficiencias constructivas lo destrozaron emocionalmente y el edificio se clausuró en 1921 debido a su inseguridad.
No obstante, Espiau ha dejado un crisol de edificios que deslumbran a visitantes y locales. Una incansable labor condensada en pocos años y que ha dado como resultado una considerable suma de obras de enorme calidad. Estos son algunos ejemplos de su virtuosismo en la ciudad de Sevilla.
1. Hotel Alfonso XIII
Este edificio, que hoy acoge el icónico Hotel Alfonso XIII, fue encargado por el rey de España para alojar a los dignatarios internacionales durante la exposición de 1929.
Este alojamiento no solo se ha convertido en uno de los exclusivos hoteles de cinco estrellas de la ciudad sino también en uno de los diez más antiguos de España. Se trata de una construcción de tipo regionalista andaluz y neomudéjar que sirve al tiempo de refugio para las personalidades que se dejan caer por la hispalense.
2. La Adriática
Su fachada posee un estilo de lo más ecléctico: es el resultado de la mezcla de elementos neomudéjares, platerescos y, por supuesto, regionalistas, corriente que se encontraba en plena efervescencia en Sevilla en esa época. Fue proyectado por encargo de la empresa de seguros La Adriática y es, a día de hoy, uno de los rincones más fotografiados del centro de Sevilla.
3. Edificio Pedro Roldán
Este edificio de belleza incomparable corona una de las plazas con más historia de Sevilla. La magia de este lugar y los siete nombres que ha recibido a lo largo del tiempo.
4. Casa de Antonio López
En el número 11 de la calle Orfila al paseante no se le debe escapar la sobresaliente casa modernista del año 1908. Con principios del Art Nouveau francés y elementos decorativos de corte romántico se presenta una fachada estructurada en tres plantas. Destaca en su parte central el gran cierre de forja decorado con motivos vegetales y líneas modernistas. Sin duda, uno de los mejores ejemplos del modernismo Sevillano.
5. La catalana
En la sevillana y transitadísima Sierpes se encuentra este magnífico edificio, construido en 1912 por encargo de la empresa «Catalanas de Seguros». Se trata de uno de los inmuebles más bellos de la calle que, durante muchos años, sirvió como el estudio del arquitecto.