El discurso de la meritocracia cae por su propio peso. Y sino que se lo digan a Sevilla que, en su empeño por cuajar hitos urbanísticos de la mano de grandes arquitectos reconocidos, apenas ha logrado alguno. No han sido pocas las tentativas de crear insignes obras en la ciudad que se han visto mermadas por los plazos, la financiación, las polémicas o la muerte de los propios arquitectos.
Sea como fuere, en el tintero han quedado múltiples propuestas. Acertadas, disparatas e incluso megalómanas que no podemos más que registrar en los anales de la historia de Sevilla que pudo ser y no fue. Hoy es el día para recordar esas ideas urbanísticas que podrían haber cambiado la ciudad.
1. Biblioteca Zaha Hadid
El prestigioso estudio de la iraquí Zaha Hadid proyectó todo un hito arquitectónico, la biblioteca de la Universidad de Sevilla. Sobre el papel consistía en un edificio poliédrico dominado por aristas y grandes ventanales de vidrio.
En concreto, el proyecto iba a situarse en el parque del Prado de San Sebastián, catalogado por entonces de zona verde según el [trackLinklink_url=»https://web.urbanismosevilla.org/planeamientopgou/pdfs/PH/PGOU87/PG_1987/ORDENANZAS_FICHAS/NormativaYfichasPlaneamiento-pgou87-originales.pdf» force_follow=»true»]Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1987[/trackLink]. Los vecinos de la calle Diego de Riaño y la Asociación de Vecinos Huerta de la Salud denunciaron la edificación que el plan había recatalogado como zona verde y no como espacio educativo.
La sentencia emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en 2012 concluyó que el proyecto debilitaba los intereses generales de los ciudadanos y debía procederse a su demolición para que el parque recuperase su estado original. Fueron varios años de litigios y Sevilla finalmente se quedó sin el que sería un referente de la educación en la hispalense de la mano de la reconocida arquitecta.
Con todo, los vecinos del barrio lamentaron que “nadie haya pedido disculpas o se haya responsabilizado políticamente de la barbaridad que se pretendía hacer”.
2. La Milagrosa
La Basílica de la Milagrosa, proyectada por Aníbal González pero que nunca llegó a construirse #historia #Sevilla #SevillaAntigua pic.twitter.com/3eUPUDTGW1
— 📷 Sevilla Antigua (@sevillaantigua) September 25, 2021
A Aníbal González, uno de los padres de la arquitectura sevillana, le debemos grandísimas creaciones. La Plaza de España, el Pabellón Mudéjar o la Capilla del Carmen embellecen una ciudad que no necesita presentaciones y atraen a millones de turistas, enamorados del regionalismo. Eso sí, hay que lamentar que el último sueño del genio se viese reducido a los planos y los pilares inicialmente construidos.
El edificio en cuestión era La Inmaculada Milagrosa, un basílica de fastuosas dimensiones ideada en 1928 y que nunca pudo llevarse a cabo. Se planteó como un templo de corte gótico con dos torres de 78 metros de altura (que hubiese rivalizado con la Giralda) y unas naves de 45 metros de altura.
En el entorno de la basílica, una gran plaza de 120 metros de diámetro en la que se hubiese situado un colegio (el actual Portaceli), un internado, la residencia de los jesuitas y un salón de conferencias. El centro de la misma vendría presidido por un obelisco al estilo del de la Plaza de san Pedro del Vaticano.
La importancia y expectación que generó La Inmaculada no fue peccata minuta; el cardenal Ilundáin tuvo a bien bendecir la primera piedra de la basílica y el propio rey Alfonso XIII acudió a tal evento. La Huerta del Rey era el espacio escogido para albergar el colosal edificio. Aníbal González falleció el 31 de mayo de 1929 y La Milagrosa, por falta de apoyo y financiación suficiente, nunca pudo verse culminada.
3. Proyecto James Stirling
El arquitecto James Stirling atesora tantos reconocimientos como detractores. El crítico Rowan Moore llegó a decir que Stirling “diseñó algunos de los edificios más defectuosos de los tiempos modernos“. De otra parte, el escocés es también referencia global como uno de los arquitectos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX por sus innovadores conceptos arquitectónicos de entrelazar la tensión, la elaboración y las fuerzas e ilusiones.
El posmodernismo de Stirling, su ladrillo y sus geometrías podrían haber vestido la calle Luis de Morales en los tiempos de la Expo. Dos altas torres presidirían el sector junto al estadio Sánchez Pizjuán y junto a ellas: aparcamientos, un hotel de lujo y un centro comercial.
El asunto de la integración de zonas verdes prolongó el arranque del proyecto y para cuando comenzó la exposición universal, lo único que quedó del mismo fue papel mojado. Stirling falleció en junio de ese 1992 y en donde debió ver la vida su proyecto se instaló el actual centro comercial Nervión Plaza.
4. Caixaforum en las Atarazanas
El CaixaForum de la hispalense no se imaginó en sus inicios como luce actualmente. El arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra resultó ganador de un concurso de proyectos con el propósito de habilitar las Reales Atarazanas. Era en este enclave histórico donde iba a ubicarse el centro de la entidad bancaria.
El astillero medieval por fin se dedicaría a un fin cultural, más allá de los esporádicos actos que alguna vez se habían celebrado en su interior. En 2009, la Junta firmó una cesión a la Caixa por 75 años y así poder instalar allí Caixafórum.
La insuficiente financiación, entre otras desavenencias con el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y las asociaciones proteccionistas, desencadenaron que el proyecto no pudiera materializarse.
La propuesta que Vázquez Consuegra visualizó sobre las Atarazanas comprendía un vestíbulo dotado de ascensores y escaleras, sin afectar a la integridad de las bóvedas y no demoler ninguno de los elementos del monumento.
El estudio incluía la restauración y rehabilitación de las arquerías medievales y sus cubiertas metálicas. La planta superior hubiese acogido las salas de exposiciones y los espacios de actividad polivalente, talleres culturales y salas de proyecciones.
En todo caso, las Reales Atarazanas de Sevilla albergarán un espacio museístico todavía más ambiciosa, el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad. Para un asunto de tal envergadura, la propuesta arquitectónica también correrá a cargo de Guillermo Vázquez Consuegra y contempla crear una enorme plaza de 6.500 metros cuadrados en las inmediaciones del Guadalquivir
5. Edificio de Moneo en el Prado
Rafael Moneo, uno de los abanderados de la arquitectura española galardonado con el premio Pritzker, cuenta con dos proyectos en Sevilla: la terminal del aeropuerto y el edificio de oficinas de Previsión Española, junto al río. Sin embargo, un tercer trabajo estuvo a punto de ver la luz. El edificio en cuestión iba a contar con cuatro plantas y se emplazaría en paralelo a la Avenida de Carlos V con remate curvo en la esquina de la Audiencia Provincial. La oposición socialista, en desacuerdo con los 30 millones de euros a los que ascendía el trabajo de Moneo, anuló el proyecto una vez se rompieron las alianzas del partido andalucista con el PP en 1999.
A pesar de los intentos por darle otros usos al proyecto, la iniciativa nunca contó con la inversión necesaria. Aquel solar se transformaría en un intercambiador de transportes y en 2009 se convirtió en uno de los edificios de la Ciudad de Justicia.
6. Rascacielos ‘Mira el Betis’
Un bloque gigantesco alzándose en el Prado de San Sebastián en la ubicación en la que hoy se encuentran los juzgados y la Audiencia Provincial. Así era la iniciativa presentada al Ayuntamiento en 1925 por la empresa alemana Saxem & Jochem. La idea era construir un rascacielos junto al casco antiguo que llevaría el nombre de «Mira el Betis». De haberse llevado a cabo, hubiese sido el edificio más alto de España en la época (pues el de Telefónica Madrid no se construiría hasta 1926) y de los más altos de Europa.
El Ayuntamiento descartó el proyecto en 1928 tras abrirse el histórico debate en torno a la estética y esta clase de construcciones próximas al centro de la ciudad.
Esta sería la primera ocasión en que las instituciones argumentasen que «ningún edificio debe hacer sombra a la Giralda», tal como refleja la tesis de la doctora de historia del arte Reyes Abad.
7. Museo Semana Santa
Si alguna región española debiera albergar un museo dedicado a la Semana Santa, esa sería Andalucía. Si bien existen en la comunidad algunos centros al respecto, precisamente Sevilla no cuenta con ninguno. En los años 60 se planteó la posibilidad de crear senda institución en el Hospital de los Venerables, aunque la iniciativa fracasó.
Sería en 2007 cuando se presentó un proyecto con mayor solidez junto a las Naves del Barranco: el Centro de Interpretación de la Semana Santa en Sevilla. En concreto, se planteaba como un edificio de dos plantas en una parcela de 6.300 metros cuadrados donde hoy se ubica el Mercado Lonja del Barranco. Finalmente la obra resultó inviable y así la descartaron el Ayuntamiento y el Consejo de Hermandades.
8. Puerta Triana y Torre Bofill
Puerto Triana fue otro sueño arquitectónico de inicios de siglo, un complejo comercial y de ocio en la antigua entrada a la Expo desde el arrabal. El Ayuntamiento alcanzó los acuerdos necesarios con los promotores: un conglomerado de cajas de ahorro sevillanas, empresarios locales y Rodamco, y Agesa, heredera de los activos de la Expo 92. Así, se convocó un concurso de ideas a fin de levantar «un hito arquitectónico» en la zona para albergar oficinas.
Ricardo Bofill era de uno de los arquitectos, quien planteó una torre «antepasada» al actual rascacielos de César Pelli y una cuadrícula urbana con zonas comerciales, paseos a varios niveles y en degradación hasta la propia orilla a base de «terrazas verdes», «sin erosionar la vista».
La torre inicial ideada por Bofill alcanzaba los ochenta metros y se presentaba como un prisma de cristal a modo de velas de barco. A posteriori se quedaría en 50 metros y una estructura en bloque de cristal más sencilla. Todo el plan urbanístico quedó paralizado debido a las controversias en torno a la altura de los edificios cerca del centro de Sevilla.
Junto a la Torre, otra de las proposiciones a cargo de Bofill (que no llegó a firmarse) fue la reforma del margen derecho del río, entre el Puente de Triana y el de Alfonso XIII, con especial foco en el Muelle de la Sal. Justo en ese área pensaba crease el denominado «waterfront».
9. El Palenque de Richard Rogers
Esta construcción efímera de la Expo del 92, el Palenque, también ha estado sujeta a innumerables polémicas. Desde posturas conservacionistas aludían la necesidad de mantener el inmueble. No obstante, el coste que hubiese supuesto cambiar la cubierta en mal estado terminaron por eliminar la obra de José Miguel de la Prada Poole en 2006.
En su lugar, quisieron instalar un edificio similar que albergara oficinas para la Cartuja. Agesa, la sociedad gestora de los activos de la Expo, encargó en 2009 al aclamado arquitecto Richard Rogers (también ganador del Pritzker) sendo centro de negocios.
Este nueva creación consistía en un edificio de 44.000 metros cuadrados en 5 plantas (auditorio y zona comercial incluidos) y un aparcamiento con capacidad para 450 vehículos. 42 millones de euros tenían la culpa de tal despliegue urbano en un momento de profunda crisis económica y el proyecto nunca pudo llevarse a término.