Andalucía guarda en su extensión paisajes, playas, pueblos y aldeas singulares y monumentos de extraordinaria belleza. Algunos gozan de la fama que merecen, muchos conservan el factor sorpresa pese a figurar en los podios de las guías y otros permanecen como secretos muy bien guardados.
El esplendor de esta tierra no coge al viajero desprovisto y sintetiza gastronomía, naturaleza y patrimonio en cada uno de sus destinos. En este caso, lejos de ser espejismos rurales, recopilamos 5 joyas singulares, pueblos de Andalucía que parecen sacados (algunos, literalmente) de un cuento.
1. Soportújar (Granada)
Las Alpujarras granadinas encierran más de un pueblo con encanto encaramado en las montañas. Más allá de Trevélez, Lanjarón o Pampaneira destaca el poderoso Soportújar.
Posiblemente uno de los pueblos más singulares de Andalucía, conocido también como el pueblo de las brujas. Sus casitas encaladas se apiñan en esta ladera de la montaña que otrora acogió una alquería y que en invierno lo baña todo de nieve.
Amén de la leyenda, en esta tierra se establecieron gentes del norte que consigo trajeron aquelarres y costumbres paganas. En realidad, tras la expulsión de los moriscos la zona quedó repoblada con familias sobre todo procedentes de Galicia, cuyas raíces se han conservado hasta nuestros días.
Así, Soportújar luce todo el año sus mejores galas y saluda al viajero con una bruja de enormes dimensiones: Baba Yagá. Miradores, cuevas, recodos, puentes encantados y callejas en las que adentrarse con la certeza de que al visitante le esperan pendientes, laderas y, menos mal, altas dosis de belleza serrana.
Calderos, libélulas y un buen surtido de esculturas ocupan lugares emblemáticos de este rincón níveo de la provincia de Granada. Una localidad que te hechizará por su historia, su belleza y sus particulares festejos en torno a la brujería. En tal caso, no hay que perderse Halloween, la Noche de las Brujas o la Feria del Embrujo.
2. Zuheros (Córdoba)
Se piensa que los primeros pobladores de Zuheros, los Banu Himsi, llegaron a estas tierras hacia finales del siglo IX.
Este grupo de musulmanes se asentarían en una zona de peñascos denominada «Sujayra» (y que dan nombre al pueblo) y sobre uno de los riscos construyeron el imponente castillo que preside Zuheros. Desde las alturas del castillo, la panorámica del entorno es extraordinaria.
Zuheros está envuelto en un océano de olivos y gobierna la Subbética desde el enorme peñasco en que se sitúa. Sus calles son laberintos de cal que esconden plazuelas, recodos y miradores de enorme belleza.
No es de extrañar que hayan designado su casco histórico como Bien de Interés Cultural y se considere Zuheros como uno de los pueblos más bonitos (y singulares) de España.
Es también una villa a prueba de pulmón, sus empinadas cuestas empedradas y un puñado de calles configuran el plano Zuheros, marcado por el aroma a aceite, queso y jazmín.
Piérdete por sus sinuosas callejas, descubre su iglesia, el encanto del museo arqueológico y el de costumbres y artes populares y sube al torreón del castillo. Otro de los regalos de Zuheros son sus miradores, los de la Villa y el de las Escominillas, santuarios contemplativos donde parece detenerse el tiempo.
3. Osuna (Sevilla)
A Osuna no le faltan atractivos ni popularidad. Aunque este municipio sevillano se ha ganado a la fuerza el reconocimiento internacional por su participación en Juego de Tronos, su oferta turística va más allá.
Es difícil desprenderse de los hitos que marcan la fama, pero es que a Osuna no le hacía falta una superproducción para embellecer esta pequeña ciudad sevillana. La parte alta del municipio tiene más de 3.000 años de historia por donde han pasado distintas civilizaciones.
Sobre la cuesta más incipiente del municipio se encuentran sus tres monumentos más representativos: el Convento de la Encarnación, la Universidad de la Purísima Concepción y la espectacular Colegiata.
Si bien constituyen grandes joyas patrimoniales, lo que convierte a Osuna en uno de los pueblos más singulares de Andalucía es el Coto de las Canteras. Un viaje al pasado a través de esta cantera, que salvaguarda jardines, esculturas de piedra y monumentales obras esculpidas por Francisco Valdivia.
4. Júzcar (Málaga)
Reconocer Júzcar no es tarea prodigiosa; el azul preside cada rincón de este municipio que se adivina entre las colinas. El icónico municipio malagueño acogió el estreno mundial de la película «Los Pitufos».
Para la ocasión se decidió pintar todo el municipio de azul convirtiéndose en todo un fenómeno del turismo rural. El ya conocido pueblo Pitufo, situado en el Valle del Genal, conserva este característico tono que merece la pena venir a admirar.
5. Setenil de las Bodegas (Cádiz)
Las laderas del tajo del río Guadalporcún han posibilitado la creación de uno de los pueblos más genuinos de la Sierra de Cádiz. En el interior de la provincia gaditana, se encuentra Setenil de las Bodegas, un enclave prehistórico sorprendente que esconde más de una maravilla.
La peculiaridad que entraña este pueblo blanco es su configuración paisajística. Las casas se hacen hueco entre las cornisas rocosas y el municipio se dispone en mitad de un laberinto de piedra y cal, un reducto urbano fruto de la geología y de una arquitectura imponente.
6. Paraúta y El Bosque Encantado
La Sierra de las Nieves, en la provincia de Málaga, acoge Paraúta, un oasis blanco y montañoso a dos horas desde Sevilla incluido ya entre los Pueblos Bonitos de España. Conserva su trazado andalusí marcado por callejas estrechas y empedradas, flores y vergel.
El Bosque Encantado es uno de sus mayores encantos, que cautivará a los más pequeños que lo exploren. Su gastronomía también se nutre de esta estación con productos endógenos como la miel o las castañas.