Calles largas, con nombres cortos, muchos apelativos o, como el caso, con más esquinas de las que uno puede imaginar. Enclavada en pleno casco histórico, el origen de su denominación, la calle Siete Revueltas, no responde a revueltas de tipo social, sino a los giros que se dan por la geometría del trazado de la travesía.
En menos de 200 metros, hay siete esquinas que hacen de ella una calle de tipología inusual. Estas reviradas datan de 1429 y unen la Plaza del Pan con Don Alonso el Sabio.
Desde mediados del siglo XV hasta finales del XVI acogió el gremio de herreros, razón que le otorgó el nombre de Herreros o Herrero Viejo al tramo más próximo a la calle Jesús de la Pasión. También destacó por ser una calle en la que convivían algunas de las imprentas más importantes de la capital. Sin embargo, con la reforma general del callejero de 1845 se adoptó la nomenclatura actual.
La calle es tan estrecha (unos 3 metros de ancho) que dificulta el paso de vehículos, lo cual se agrava con los siete ángulos que cortan la calle en tramos.
Lugares destacados en las Siete Revueltas
Respecto a los locales presentes, Bar Europa es uno de los puntos de referencia, un local que abrió sus puertas en 1925 y sirve un tapeo consagrado a la tradición y las nuevas vanguardias culinarias. De otro lado, también coexisten en esta calle el centro cultural La Revuelta, una residencia de estudiantes y una tienda de trajes de flamenca.
Pero si hay un edificio histórico ligado a este peculiar calle es la casa de citas de la alcahueta La Lagarta, famosa por sus escándalos, robos y camorras, según el historiador Miguel Mañara.
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