Es asunto de algunos hoteles extender sus bondades y confort para ocuparse también de atractivas propuestas gastronómicas. Así le sucede al Hotel Vincci Molviedro, un romántico alojamiento de cuatro estrellas en cuyo patio andaluz se despechan algunas viandas muy de esta tierra. La Despensa de Molviedro apunta a la cocina sevillana, con algunas tapas reseñables y la capacidad de sintetizar los aromas y sabores de siempre en divertidos platos reinventados.
¿Qué se come?
La carta del restaurante distingue cuatro grandes capítulos. Entrantes que conducen desde los bosquejos de la tradición (jamón ibérico o una selección de quesos) hasta creaciones que funcionan más allá del artificio. A saber: unas suculentas croquetas de cochinita pibil, la ensaladilla de gambones y huevos de codorniz o el mini brioche de carrillada.
Le siguen las carnes y los pescados, una sucinta selección entre las que destacan el calamar de Potera a la parrilla, arroz frito, tomate seco, albahaca y mahonesa de tinta o el tataki de vaca.
Para todo ello La Despensa de Molviedro se ha inspirado en el espacio donde se sitúa. Una plaza que otrora celebraba un mercado de pan y otros alimentos y que, en suma, asumió un importante papel comercial en el siglo XVIII.
Propuesta dulce, el colofón
La experiencia se liquida con cuatro opciones dulces. O, dicho de otro modo, cuatro razones para recordarnos que siempre hay que dejar hueco para el postre. A saber: brioche de chocolate blanco y helado de vainilla; ganache de chocolate, brownie y dulce de leche; carrot cake o su propuesta más atrevida: galleta salada, coco, piña y helado de mascarpone.
El restaurante se integra en la escena gastronómica de la ciudad con un atractivo añadido: actuaciones musicales en directo cada semana. Así, consiguen armonizar este periplo por la ciudad que se hace notar desde su cocina hasta los detalles que impregnan la decoración del espacio.