
En las calles que atraviesan la Avenida de la Borbolla se respira una atmósfera sosegada tan solo interrumpida por la soberana silueta de la Plaza de España. Basta con tomar Colombia o Felipe II para darnos de bruces con palacios, suntuosas casas y restaurantes tan sugerentes como Casa Ozama.
La que fuera una de las aperturas más prometedoras de la ciudad hace unos años sigue asombrando a vecinos y visitantes. Y es que la belleza de este inmueble de corte modernista y el alto nivel decorativo de cada estancia siguen siendo alucinantes.
Un portento visual que no tiene por qué ser equidistante a su oferta gastronómica. Te contamos por qué deberías visitar o regresar a Casa Ozama este otoño.
1. Una decena de espacios seductores
Una de las facultades de lo bello es su carácter desinteresado. La reforma e interiorismo de Casa Ozama, confiado a CM4 Arquitectos y Persevera Producciones, dio como resultado este restaurante polifacético, cuyas estancias placen inspiradoras todos los días del año.
Sentarse en cualquiera de sus mesas es apostar por el deleite visual. Salones cálidos, sofisticados, más informales e incluso íntimos, ideales para cenas exclusivas. Y un jardín cuyos patios y pérgolas elevan las comidas al aire libre en la ciudad.
Es imposible que no te seduzcan sus estancias.
2. Tapas clásicas y platos de temporada
Entrantes clásicos (ensaladilla o papas aliñas de Sanlúcar) y otras divertidas propuestas que contemplan desde un brioche cerdo ibérico y gamba roja hasta un steak tartar de vaca vieja.
Un capítulo dedicado a las frituras donde las croquetas (sean sus míticas de cecina o las de gambas al ajillo) son un imperdible).
Y nuevas incorporaciones entre sus principales, pisto manchego, bacalao con sofrito intenso de tomate y piparras o una selección de platos de cuchara para iniciar la temporada otoñal.
Casa Ozama no renuncia a los arroces, que sirven en el servicio de comidas y que incluye un arroz seco de ibéricos con secreto y presa; un meloso de carabineros y un arroz del señorito, con pescado de ropa, chipirones y langostinos.
Completan la carta la sección de pescados, acompañados con patatas a lo pobre, y carnes cocinadas a la brasa con patatas fritas y pimientos de padrón.
3. Tardeo y música en vivo en su terraza
Prolongar el festín se convertirá en toda una experiencia y sin necesidad salir de esta villa. Copas, cócteles de autor y música en vivo los viernes y sábados desde las 18:30 armonizarán el tardeo que necesitabas.
4. Abre todos los días de la semana
En un tiempo en que parece que salir a comer requiere tanta planificación como un viaje, es de celebrar que existan restaurantes amplios como Casa Ozama. 2000 metros cuadrados y capacidad para albergar hasta 300 personas lo convierten en una apuesta casi segura.
Además, abre todos los días de forma ininterrumpida de 13:00 a 2:30 horas (hasta las 3:30 horas viernes y sábados).