La arquitectura atravesaba un período historicista (aquella que recreaba estilos históricos del pasado), así que su propietario, el marqués de la Motilla, contrató a dos arquitectos para realizar esta obra de inspiración medieval: Gino Coppede, que se encargaría del diseño del edificio, y Vicente Traver, director técnico de la obra.
De esa unión de arquitectos nació un edificio de inspiración florentina con una fachada italiano-medieval, cuyo elemento más atractivo es su torre-mirador de 25 metros realizada en ladrillo. Gino Coppede se inspiró en el Palacio Vecchio de Florencia para llevar a cabo la torre-mirador de planta rectangular, coronada por almenas similares al palacio italiano.
También se intervino la fachada regionalista de la calle Cuna, de origen decimonónico en el que se conserva un mirador de estilo regionalista. Ambas fachadas estaban unidas a través de un patio jardín realizado según los cánones góticos. Esta moderna disposición del patio es moderna, ya que rompe el esquema de patio central sevilano.
Por desgracia, el Palacio del Marqués de la Motilla es una vivienda privada y no está abierta al público, así que te tendrás que conformar con quedarte embobado con las dos fachadas de este palacio cada vez que pases frente a él.