Sevilla amalgama en su imaginario, callejero y calendario de efemérides tantas luces como sombras y más de una contradicción. Tratar de resumirla en unas pocas sentencias populares es imposible. Eso sí, existen ciertas cosas que pueden definir el espíritu de Sevilla que, si bien puedan parecer normales en la ciudad, no lo son en ningún otro lugar. Normas sociales, situaciones, costumbres o expresiones que son totalmente ordinarias para un sevillano o sevillana, pero no tanto para alguien que viene de fuera.
Con el firme propósito de conocer cuáles son esas particularidades que conforman Sevilla, lanzamos en redes sociales la siguiente pregunta: «¿Qué cosas son totalmente normales en Sevilla pero no en otro sitio?». Vivir en Sevilla tiene su idiosincrasia y en este artículo hemos recopilado algunas de las respuestas ofrecidas por nuestros lectores. Una constatación de la singularidad de Sevilla al tiempo que sirve como guía para comprender los sinsabores, las carencias y las virtudes de una ciudad que irradia carácter por los cuatro costados.
- «Decir «subir para arriba» y «salir para afuera»».
- «La calor».
- «Ir al Betis, no al fútbol».
- «Decir ustedes en lugar de vosotros».
- «No tener otoño. De un día para otro, de los 40º al anorak».
- «Ser ateo pero «a mi hermandad no se la toca»».
- «Apuntar con tiza en la barra de los bares».
- «Las tapas (a menudo abundantes) a 4€».
- «El solomillo al whisky».
- «40 grados como modo de vida».
- «El olor a adobo en la perpendicular de Tetuán».
- «Las calles de todos los barrios llenas de naranjas por el suelo».
- «Decir o pensar que la Cruzcampo está buena».
- «Que los chavales hagan botellón con camisa y pantalones bien planchaditos. Eso en Madrid no pasa».
- «Aparcar en doble fila como si nada».