Protagonista de muchos sucesos turbios de Sevilla, como su obsesión por la viuda doña María Coronel, fue un personaje que nos dejó un gran legado en nuestra ciudad. Es a él a quien debemos uno de nuestras leyendas favoritas que sigue viva a día de hoy gracias a la calle Cabeza del Rey don Pedro.
Todo comienza con un desafío de don Pedro al alcalde, Domingo Cerón, quien aseguraba que no existía ningún delito impune en la ciudad. El rey, que por algo era apodado «el Cruel», quiso comprobar esta información.
Una noche en la que deambulaba por Sevilla se topó con un rival de la familia Guzmán, la cual apoyaba a Enrique de Trastámara, hermano bastardo del rey que quería expulsarlo del trono. El rey mató al pobre Guzmán y dejó allí al cuerpo. Una anciana fue testigo del homicidio, pero tuvo la mala suerte de que se le cayera un candil, que encontraron junto al cadáver. A la mañana siguiente, la anciana le confesó a su hijo Juan, el carbonero, que había presenciado un duelo en mitad de la noche.
¿Dónde está la cabeza del Rey don Pedro?
El crimen se extendió como la pólvora. El pueblo pedía justicia y don Pedro tuvo la gran idea de prometer que pondría la cabeza del asesino en la calle. Además, comunicó al pueblo que entregaría una recompensa de cien doblas de oro a quien desvelase la identidad del asesino.
Lo que no sabía Don Pedro es que el hijo de la anciana se presentaría ante su majestad. Cuando el rey le preguntó por el culpable, el joven le dijo que le mostraría al asesino solo al rey. Entonces, le guió hasta un salón y puso a Don Pedro frente a un espejo, acusándolo del crimen.
Don Pedro, haciendo uso de la picaresca española, cumplió a medias y prometió al pueblo que guardaría en una caja la cabeza del asesino hasta el día de su muerte. Años más tarde, Pedro I murió a manos de su hermano Enrique. En el interior de la caja en cuestión se descubrió un busto con su rostro, que todavía puede verse en la Casa de Pilatos.