La primavera es tiempo de saborear experiencias al aire libre y Recoveco ostenta ambos honores. Este restaurante anida en el corazón (y en las alturas) del hotel UNUK, un alojamiento vanguardista en pleno barrio de la Alfalfa. Así, el espacio gastronómico del UNUK puede disfrutarse en su salón principal o bien en su espléndida terraza con vistas a la Catedral.
Entre los misterios insondables de nuestra gastronomía se encuentra el atún, un producto poderosísimo que tuvieron que poner en valor en el mercado japonés para convertirlo en uno de los alimentos más exclusivos y exquisitos. Y es que, aunque Recoveco abarca una amplia propuesta culinaria, el atún es algo así como el alimento que vertebra su cocina. Tan es así que dedican un capítulo de su carta únicamente para los platos elaborados con este manjar.
Una oda a la cocina del sur
En este espacio el atún sirve como arteria fundamental de sus fogones y con él alcanzan la excelencia. En una relación económica no podemos decir, amén de su calidad, que no sean precios competitivos.
El tiempo se detiene en las alturas de Recoveco, sobre una inmensa panorámica a la Giralda, las azoteas y las cúpulas que presiden los barrios de la ciudad. Cada recodo invita a relajarse y deleitarse con su proyecto gastronómico, que arranca con unos bocados de ensaladilla de pollo cortesía de la casa.
¿Qué se come en Recoveco?
El viaje propiamente dicho lo inicia un foie casero con confitura de manzana y tomate. Le siguen una combinación de panes bao: el de puntillitas y el de pato. Vienen acompañados de alioli de menta y mayonesa de ajo negro, respectivamente, y son una acertada combinación de texturas. La última de las entradas viene de la mano de su atún en tempura con algas wakame y mayonesa de wasabi.
Tras esta introducción los platos fuertes procesionan como un festín de sabores que maridan a la perfección con las vistas y la brisa que baña la azotea de Recoveco. En este caso, la dupla vencedora se compuso de: tosta de atún marinado con alioli de ajo asado, caviar de ají rojo y trufa; y ventresca de atún a la brasa con patata violeta, perlas de ají y bizcocho de tomate seco. Relamerse está permitido con estas dos elaboraciones, que harán de seguro las delicias de cualquiera.
El postre se cierra con dos platos: un chocolate en texturas y una sensacional torrija de pan brioche con crema de baileys, coronada por un helado de vainilla. Cocina de raíces profundamente andaluzas y con vistas a la capital hispalense.
c/ Ortiz de Zúñiga, 8
Alrededor de 50€ por persona.