Desde el 5 de diciembre de 1991, Sevilla homenajeó la figura de Wolgang Amadeus Mozart (1756-1791) a través de un discreto monumento en el Paseo Colón, coincidiendo con la fecha del bicentenario de la muerte del músico.
La obra es del escultor Rolando Campos y representa al artista inclinado sobre una silla, con un violín, una partitura y una pluma en la mano. La escultura permaneció trece años en el Paseo Colón, hasta que se convirtió en una víctima del vandalismo y, tras una restauración, se trasladó junto al Teatro de la Maestranza. Se alzó sobre una base de granito gris, de manera que pudiera ser disfrutada por todos los sevillanos y se evitase su deterioro.
El motivo por el que tenemos una escultura de Mozart es que, gracias al compositor, el nombre de la ciudad de Sevilla se universalizó con sus dos óperas: Las bodas de Fígaro y Don Giovanni, inspirada en Don Juan Tenorio.
Curiosamente, el día que se inauguró el monumento se celebró una misa concierto en la Catedral de Sevilla en la que la Sinfónica de Sevilla interpretó el Requiem de Mozart, acompañada del Coro del Principado de Asturias. A su vez, a la misma hora, en la Catedral de Viena se celebró otra misa en la que también se escuchó el Requiem de Mozart.
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Foto de la portada: Diego Sugoniaev / Shutterstock.com