El año 2018 fue una fecha reveladora en lo que concierne a nuevos hallazgos relativos a la Giralda, uno de los mayores atractivos de Sevilla. En concreto, las obras de restauración que para entonces se estaban llevando a cabo en la cara oeste revelaron que la Giralda en 1568 era roja, lejos del aspecto que luce en nuestros días. La gran capa de suciedad imposibilitaba intuir el color que otrora mostró el alminar.
Sendas obras de restauración en el monumento sevillano fueron sufragadas íntegramente por el cabildo si bien desde abril de 2023 sigue trabajándose en la intervención de la cara norte, la que se encontraba en peor estado.
En todo caso, el hallazgo más importante fue el descubrimiento del verdadero color rojizo de la Giralda, que ya atestiguaban algunas pinturas de Murillo. Las distintas actuaciones en la Giralda, una meticulosa labor artesanal que arrancó en el año 2017, también constataron un amplia policromía y restos de madera que sirvieron para construirla en época almohade.
Es cierto que la suciedad y el mortero acumulado se resistían a mostrar su verdadero color, la historia del arte ya había ofrecido algunas pistas acerca del mismo. Legados pictóricos como las Santas Justa y Rufina de Miguel Esquivel (1620) y Murillo (1666) atestiguan esa Giralda roja de la que hablamos y que ambas mártires sostenían en el medio de la composición.
Así, los trabajos de restauración acreditaron un nutrido catálogo de color en el inmueble. Entre los colores que decoraban la Giralda en 1568, en su época renacentista, predomina el rojo. No obstante, Martínez Moya señalaba que también se habían encontrado «tonos ocre, amarillos o anaranjados», con especial presencia del dorado, posiblemente en relación con los inicios de la Contrarreforma.