El concepto del tapeo ha cambiado mucho en Sevilla en los últimos años. A comienzos de milenio lo más normal era salir a comer un buen pescaíto frito, unas pavías de bacalao o unas espinacas con garbanzos. Sin embargo, en pleno 2017 los bares más castizos tienen que competir con una oleada de gastrobares que han reinventado el concepto de la tapa. Aún así, nosotros nunca renunciaremos a seguir comiendo los manjares que se comen desde hace décadas, sobre todo, en estos bares castizos de los que estamos enamorados:
Bar Alfalfa
Es el típico bar que tiene la típica decoración de jamones colgantes que lo hace encantador. Con un par de tapas se come bastante bien, ya que estas no son pequeñas precisamente. La paella la preparan muy bien, aunque aconsejamos que lo combines con un salmorejo y algunas de sus tostas. Y si para rematar, lo acompañas todo con un vermú es un triunfo. En cuanto al precio, se puede comer bien por unos 10€ por persona.
C/ Candilejo, 1
Bar Pelayo
Es uno de los mejores lugares para tapear si te encuentras por la zona de la Catedral. La decoración es taurina, aunque no tan recargada como otros bares. Las raciones y las tapas están muy bien de tamaño y presentación. Si quieres comer platos de toda la vida te encantará, sobre todo, si eres de los que goza con una buena tapa de tortillitas de camarones o se te ponen los dientes largos de pensar en unos huevos rotos con jamón y alcachofas.
C/ Placentines, 25
Casa Morales
Esta mítica bodega conserva la decoración de antaño, al igual que sigue sirviendo las mismas tapas que ponían décadas atrás. Elegir un plato de la carta es como tener que decir a qué hijo quieres más. Sin embargo, nosotros no tenemos ningún reparo en reconocer que adoramos el arroz con carrillada y su caldereta de toro. Aunque las espinacas con garbanzos y los rollitos de cabrales también están para un monumento.
C/ García de Vinuesa, 11
Bar Ajoblanco
Todavía se puede respirar el ambiente de los años 80 en este bar que se caracteriza por su vermut casero y por fusionar dos gastronomías tan dispares como la andaluza con la mexicana. De manera que lo mismo puedes empezar con un buen salmorejo casero y acabar con una quesadilla con miel, queso, nueces y curry (puede resultar rara la combinación, pero está tremenda). El local está algo escondido, pero merece la pena.
C/ Alhondiga, 19
Bar El Baratillo
Buena vinoteca, platos abundantes y una decoración más castiza que una muñeca de flamenca sobre la tele. La carrillera y el pulpo están de sobresaliente, aunque nosotros perdemos la cabeza por el queso de cabra con mermelada de pimientos de piquillo. Además, el personal es muy atento.
C/ Adriano, 20
Fuente de la imagen de portada: Karavan