Gran embajador de la cultura andaluza y fiel a sus raíces, el traje de flamenca refleja perfectamente la atmósfera que se vive en la Feria de Abril. Variopintos, coloridos, con volantes, distintas texturas y puro desparpajo. Este es su origen.
El Real no se puede concebir sin la gran galería de vestidos que se ven año tras año vestir las calles del recinto. Pocos vestidos existen en el mundo tan icónicos y singulares como el traje de flamenca, pues a pesar de ser una vestimenta en constante renovación, nunca olvida su historia.
Su origen del traje de flamenca es humilde y encuentra su antecedente en la bata de faena de campesinas y gitanas que iban con los tratantes a las ferias de ganado. Estas mujeres trabajaban con una bata con volantes, cuyos bordados y colores llamaron la atención de las mujeres de alta alcurnia. En ellos descubrieron la belleza insólita que tenían estas vestimentas y copiaron sendas batas con volantes.
Vestimenta oficial de la Feria
A partir de 1929, año de la Exposición Universal, el traje de flamenca se erigió como la vestimenta oficial para ir a la Feria. Desde entonces se proyectó a todo el mundo, convirtiéndose en un referente de la cultura española. Una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días.
Hay toda una industria en torno al traje de flamenca y resulta irónico que, siendo un elemento de origen humilde, hoy sea un capricho cuyo precio puede oscilar entre los 100 y los 1000 euros. Por no hablar de todos los accesorios y complementos que se adquieren junto al traje.
Curiosamente, es el único traje regional de España que se renueva según la moda y se reinventa todos los años. Además, no solo se viste en Sevilla o Málaga, sino que también es propio de las romerías y ocasiones especiales como pasarelas de moda. Algo similar ocurre con el flamenco y sus orígenes.
En concreto, el flamenco comenzó siendo una expresión popular y se ha acabado declarando como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, pero eso es otra historia que te contaremos en otra ocasión.