Cañabota ha puesto punto y final a aquellos años oscuros para Sevilla en los que no parecía existir novedad gastronómica suficiente para engrosar la Guía Michelin. En la gala, que se celebró anoche en Valencia, el restaurante sevillano lograba su primera estrella y aportaba una segunda a la ciudad, que cuenta desde 2008 con la de Abantal.
Y es que si hubiera que designar una biblia gastronómica en la que todos los grandes restaurantes quieren estar, esa es sin duda la Guía Michelin. Su propio nombre así lo indica, una guía del savoir faire culinario, un referente para ávidos degustadores en busca de los mejores lugares para comer. Hoy Cañabota se suma a las páginas de este manual.
En las inmediaciones de las Setas, en el número 3 de la calle Orfila, se alza este distinguido restaurante que ha ido conquistando poco a poco el paladar de la ciudad. El mar y las brasas algutinan la esencia de este espacio que, por supuesto, apuesta por el producto. Desde que abriera sus puertas en 2016, el estelado restaurante trajo a Sevilla su cocina a la vista del cliente, una pequeña lonja y, en general, un novedoso concepto de concebir las comidas.
¿Quién está al frente de Cañabota?
Juan Luis Fernández es resultado de generaciones vinculadas al pescado. Y Cañabota, un tipo de cazón, es una suerte de homenaje a su abuelo, Ricardo Gálvez, quien regentaba un puesto de pescadería en el antiguo Mercado de la Encarnación y popularmente conocido como ‘El Rey del Cazón’. Los hermanos Pedro Giménez (Tribeca), Jaime Guardiola (Black Iron Burger) y Eduardo Guardiola completan el árbol genealógico de este local, que todavía tiene mucho por decir.
En lo que a la propia cocina se refiere, al chef Juanlu Fernández siempre lo ha acompañado Marcos Nieto, un domador de las brasas y de la cocción más precisa y Rafael García. En total, el equipo de Cañabota lo componen 24 trabajadores.