En anteriores ocasiones, te contamos la trágica historia del modelo Santiago en la Facultad de Bellas Artes o la historia de Sor Úrsula, el espíritu que aún vaga por el Hospital de las Cinco Llagas. En esta ocasión nos desplazamos a Triana para contarte una historia que está a caballo entre la realidad y el mito: la historia del fantasma del cine Fantasio.
En el número 100 de la calle Pagés del Corro se encontraba el antiguo cine Fantasio, una de las salas más conocidas en Triana. No obstante, el cine no pasó a la historia por su fama, sino por ser la morada de un fantasma.
Gracias al escritor Ángel Vela y su libro Triana, un barrio de cine, sabemos que esta sala ocupaba la planta baja de un bloque de pisos deshabitados y que el fantasma se atribuye a una anciana que no quiso abandonar su corral de vecinos, el cual fue derribado en el mismo sitio. Se dice que la anciana dijo antes de morir que nunca abandonaría la casa.
Aunque nos fascine la historia de este fantasma, también circula un rumor que apunta a una trama inmobiliaria que saboteó la venta del inmueble difundiendo todo tipo de rumores paranormales en torno a ella. De esta forma, la inmobiliaria pudo adquirir el edificio a precio de ganga.
Por otra parte, la leyenda del fantasma del cine Fantasio cobra fuerza cuando se incendió la marquesina del cine. De hecho, había espectadores que acudieron al cine, no para disfrutar de las películas, sino para descubrir si verdaderamente existía el fantasma. Desgraciadamente, el cine Fantasio cerró sus puertas en 1.995 cuando la cadena de cines sufrió una crisis financiera y el local se vendió a una empresa de supermercados.
En lo que va de milenio, la leyenda ha crecido todavía más por testigos que afirman haber visto cajones que se abrían y cerraban solos, luces que se encendían o testimonios que dicen haber oído a una señora mayor que cantaba sola. Incluso una familia que habitaba la vivienda, tuvo que marcharse.
A día de hoy, no sabemos delimitar cuánto hay de verdad y leyenda en esta historia, pero lo que sí tenemos claro es que cuando el río suena, agua lleva.
Fuente de la imagen: Photobucket – Vagoneta