Desde el año 1856, Papelería Ferrer resiste contra viento y marea.
La curiosa historia de la papelería más antigua de España y la tercera de Europa se remonta a la mitad del siglo XIX. Josefa Vidal y José Ferrer Poch, recién casados, se marchaban desde Capellades (Barcelona) hacia el otro lado del Atlántico buscando una fortuna legada: la técnica de la fabricación de papel. Pero cuando llegaron a Sevilla se enteraron de que su buque acababa de zarpar y tendrían que esperar 6 meses.
Con el fin de subsistir hasta la salida del próximo barco, la pareja alquiló un local en la cerería (lugar donde se venden productos elaborados con cera) del convento de Santa María de Gracia y allí vendían objetos que su familia les enviaba desde Cataluña. La desamortización de Madoz de 1855 les permitió comprar el establecimiento y un año después, nació la Papelería Ferrer en la calle Sierpes. Allí trabajaban para distintas instituciones públicas de la ciudad. Esta pequeña empresa también fue pionera al ofertar material como venta de plumas estilográficas, bolígrafos y todo tipo de papeles.
El negocio papelero, de generación en generación
Con el paso del tiempo, Federico Ferrer, hijo menor del matrimonio se hace cargo del negocio y es en este período cuando vive su esplendor. Incluso alberga tertulias en el local protagonizadas por la clase intelectual hispalense. Por aquí han pasado literatos como Bécquer y los Álvarez Quintero, escultores como Susillo, la bailaora Carmen Amaya o el pintor Gonzalo Bilbao, quien compró aquí el lienzo de su cuadro famoso Las cigarreras.
Al estallar la Guerra Civil, se hicieron cargo del negocio los hermanos Manuel y Adolfo Ferrer y sufrieron el corte de abastecimientos. Para poder subsistir, tenían que ir en bicicleta hasta Osuna, donde un fabricante local les suministraba los productos.
Actualmente, al frente del negocio están Estrella y María del Carmen Ferrer, quienes se han hecho cargo de mantener el negocio al frente. Aquí el cliente encontrará un negocio antiguo con encanto y una papelería que se ha adaptado a los tiempos que corren.
162 años después de su apertura, la Papelería Ferrer permanece conservando su encanto en un mundo dominado por la tecnología y luce con orgullo una fachada que lleva más de medio siglo siendo uno de los principales atractivos de la calle Sierpes.
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