La Michelin sigue engrosando sus filas con las últimas novedades que incorpora al capítulo de Sevilla. La afamada guía, que no todo son estrellas ni falsos gurús, incluye tres proyectos de Sevilla que, aunque honestamente, no son ninguna sorpresa pero que a todas luces merecían figurar entre los ríos de tinta de sus recomendaciones.
En este caso, se trata de tres restaurantes diversos, casi antagónicos, también equidistantes en el callejero hispalense: Desacato, YO y Jaylu celebran su presencia en el vademécum gastronómico.
Jaylu
Pocas presentaciones requiere este templo de la tradición y el producto en Triana. Y es que casi 50 años amparan la trayectoria y el éxito de Jaylu y sus soberanos pescados y mariscos. Respecto al restaurante, Michelin confirma lo evidente:
«Ha sabido hacerse un nombre en base a tres criterios irrenunciables para ellos: la calidad, la tradición y el respeto por el producto. […] con cocinados sencillos que no empañen o desvirtúen la calidad de sus materias primas (muchas provienen de artes de pescas tradicionales, como el trasmallo)».
Desacato

El proyecto de Pablo Carrasco afincado en el número 7 de Amor de Dios desborda un rollazo industrial que es imposible inadvertir. Y en lo que a manduca se refiere —lo verdaderamente importante, en realidad— se apoya en una interesante mezcla del recetario andaluz y el vasco.
La bodega es otro de los aciertos de este destino al que prodigarse; también el equipo, una confluencia de talento y camaradería.
YO
En pleno corazón del centro de Sevilla, YO perfila su propuesta en torno a dos menús degustación (48 y 75 €, respectivamente) que conecta Andalucía con matices galos.
La guía subraya que «el chef Stefano Deidda, que ya bebió las mieles del éxito gastronómico en la capital de Cerdeña, busca con esta nueva apuesta crear un proyecto mucho más desenfadado y personal, para que eche raíces en una ciudad que, a él y a su pareja (Eva Urru), les tiene enamorados. […] ¿Un plato que nos ha sorprendido? Sin duda, su delicioso Raviolo cremoso de cebolla y queso, sopa de cebolla y vino blanco».