Lo que a primera vista podría parecer un recoveco turístico para entretener al visitante con viandas venidas a menos en las entrañas de Santa Cruz, resulta ser en realidad una de las mejores embajadas culinarias de México. Es en La Cantina by Sed de México donde se celebra la fiesta del sabor, con la cocina mexicana como absoluta protagonista. Un espacio que en sus primeros cuatro meses ya se ha hecho un hueco entre las mejores opciones para introducirnos en esta poderosa gastronomía.
Visitar este reconvertido local de la Plaza de la Alianza lleva implícita dos consignas: vas a viajar sin moverte apenas y a continuación será tu estómago el único capaz de articular palabra. Un templo de auténticas raíces mexicanas cuya premisa es sencilla: la elaboración lo es todo. Porque los platillos del país azteca, salsas y guisos reposados durante días no requieren mayor producto ni más presentaciones.
Bocados atrevidos lejos de los clichés
El local nos da la bienvenida con exuberante vegetación, neones, fotografías y festejo. Nos reciben colores vistosos, que dominan todo el salón y lo convierten en una auténtica cantina mexicana. El acento de Carlos, responsable de La Cantina, y la cuidada selección musical ponen banda sonora a este periplo culinario que arranca como es debido: purificando el paladar a base de mezcal.
La degustación de los mismos va in crescendo, dejando a su paso notas distintas a cada sorbo y tras cada bocado de guacamole, chapulines y gusanos mediante. Los ávidos paladares no verán en estas incorporaciones más que un valor añadido; el resto de estómagos sencillamente deben atreverse a probarlos, les merecerá la pena. A este inicio experiencial le sigue los shots baja, un chupito de ostras sumergidas en un adictivo brebaje de tomate, acompañadas de unas micheladas a la altura.
La carta no es escueta pero condensa de forma sucinta elaboraciones icónicas y otras menos conocidas que atraviesan el recetario nacional. El comensal no enloquecerá escogiendo sus platos, sino degustándolos y enchilándose con sus bebidas.
Encontrarán tacos, por supuesto, pero también otros platos precisan mención. Ensalada de nopales, ceviche verde, salbutes o arrancheras. De primera mano destacamos su sope, una tortilla de maíz picada y frita con tuétano y gusanos maguey; y la enmolada, compuesta de tortillas de maíz rellenas de confit de pato y bañados con una tradicional mole. No esperen comprender qué sucede en la mesa, este pedazo de México en Sevilla lleva implícita una sola verdad: aquí se viene a dejarse llevar.
Platillos que son puro México desfilan ante la sorpresa de los comensales que nos rodean quienes, como unos servidores, solo pueden entregarse al disfrute. Conviene armarse de valor, eso sí, para agenciarse esta cantidad de elaboraciones. La propuesta que dio fin a los salados requiere un merecido galardón. El k’éek’en (no se asusten, significa cerdo) sobre cama de frijol pronto tendrá gran fama entre los sevillanos y sevillanas. Una propuesta equilibrada que se instala cómodamente en el paladar para dejar paso a una completa gama de sabores.
La Cantina complementa su menú con una amplísima carta de bebidas, desde los mezcales a la cerveza, el vino y, cómo no, cócteles de calidad que maridarán con cualquiera de sus elecciones. Una última delicia aterriza en la mesa: pan de elote que armonizamos con un notable carajillo.
Ya lo ven, todo son estrellas en esta carta sin pretensiones cuyo objetivo es acercar la cocina local de este país al centro de Sevilla. Un festín de platos honestos que recorren la geografía de México, desde Ensenada y Baja California hasta Oaxaca. Una sacudida entre ambas costas sin desmerecer la cocina de interior. Gocen la experiencia pero cuidado no les dé, como bien dicen cruzando el Atlántico, el mal del puerco.
Ricos tragos, buena mano, talento tras los fogones, una terraza de ensueño a dos pasos de la Giralda. Todo son pretextos para acercarse a La Cantina, que por fin responde a la demanda de los sevillanos de contar con un bastión dedicado a esta gastronomía, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Precio aproximado y más información
Plaza de la Alianza.
En torno a 50 euros por persona.
Todos los días de 12:30 a 2:00 horas.