No sabemos si será por su exquisita gastronomía, su gran clima (exceptuando algún que otro mes veraniego) o sus monumentos, pero lo que sí sabemos a ciencia cierta es que Sevilla se ha convertido en la segunda ciudad más visitada de España.
Con una tasa de 3,7 turistas por habitante, Sevilla consigue superar a la mismísima capital de España, siendo Barcelona la primera. Si a eso sumamos que 2016 fue un año de récord turístico, podemos intuir que las cosas se haciendo bien en lo que a turismo se refiere. Por no hablar de los beneficios que traerá para la economía, ya que hay establecimientos del casco histórico que pueden vivir gracias a este.
No obstante, estos datos también tienen un reverso negativo: el centro está colapsado de turistas en determinadas épocas del año y los hoteles tienen quejas porque no notan la mejoría del turismo en sus ingresos debido a la cantidad de pisos ilegales que existen.
Esperemos que el Ayuntamiento de Sevilla sea consciente de estos datos e invierta el dinero necesario en reclamar turismo y poder ofrecerle una oferta a la altura de la ciudad que tenemos.