No hay persona andaluza a la que no le haya chirriado un pequeño detalle del musical de El Rey León.
Hace unas semanas Disney lanzó el tráiler de lo que promete ser el taquillazo más importante del siglo XXI: el remake live action de El Rey León. Nos gustaría poder estar sobre el bien y el mal, y poder afirmar sin ningún tipo de remordimiento que la industria de animación está tan escasa de ideas que tiene que recurrir a convertir a los personajes de sus clásicos en animales de carne y… bueno, que no son «dibujitos».
Es imposible permanecer impertérrito ante ‘El ciclo de la vida’
El problema es que vendemos nuestras emociones a precio low-cost y por mucho que digan que es demasiado parecida a la original, que se haya hecho por y para recaudar pasta —como si en algún momento Disney produjera como un acto caritativo— y que el film tiene un reverso racista fácil de detectar, a nosotros el tráiler nos puso los pelos de punta.
De verdad que hemos intentado ser objetivos y considerarla como una película sin alma engendrada por una productora que quiere embolsarse millones a precio de ganga, pero es imposible permanecer impertérrito ante El ciclo de la vida y la mirada de Simba de cachorro.
Como ya dijo un ex presidente, «somos sentimientos y tenemos seres humanos», y por eso iremos a ver al nuevo rey felino, seguiremos viendo el clásico de «dibujitos» y seguiremos esperando que alguien nos vuelva a regalar un par de entradas para el musical de El Rey León, aunque el Timón cantarín no nos termine de convencer.
Lo malo es cuando el acento andaluz está más forzado que la felicitación navideña en inglés de Sergio Ramos
No es que odiemos al pobre suricato, ni que tengamos preferencia por Pumba (bueno, un poco sí), sino que no entendemos por qué Timón es andaluz y el mero hecho de serlo resulte desternillante. Da igual que Timón le dé el pésame a Simba porque a su padre lo haya matado una manada de ñus o le dé fuerza para tomar el trono que le pertenece. Todo hace gracia en andaluz.
«Estos de Sevilla Secreta son unos exageraos«, pensarás.
Vale, quizás estemos exagerándolo, pero es que el cine y la televisión no ha contribuido de forma positiva en la lucha de los estereotipos andaluces durante décadas. Somos una de las comunidades que más chistes ha tenido que soportar y no es que no tengamos sentido del humor, pero hay una fina línea entre el chiste y la creencia de que los chistes son la realidad.
¿Hay algún andaluz al que no le dé vergüenza ajena el Timón “andaluz” de El Rey León?
— Vela-P (@GGVelaP) September 10, 2014
No nos molesta en absoluto que Timón diga «miarma», «¡olé!» o que cambie la falda hawaiana por el traje de faralaes y se arranque a bailar sevillanas. Entendemos que el musical se estrenaba en España y había que darle un toque local. Hasta ahí bien. Lo malo es cuando el acento andaluz está más forzado que la felicitación navideña en inglés de Sergio Ramos.
https://twitter.com/Jota_linares/status/126902859420803072
Porque para el que no haya visto el musical, Pumba no es gallego, Zazú no habla con acento catalán y Rafiki no tiene acento de Murcia. Y ni mucho menos apostaron porque en la versión musical, el acento andaluz lo tuviera uno de los protagonista. Claro, imagínate la risa del público cuando Mufasa le dijera a Simba «Quillo, to’ esto y Sevilla Este será tuyo algún día». ¡Es que rompe toda la magia de la escena!
https://twitter.com/Nicormg/status/1021756500392517633
Ahora en serio, en la película odiamos a Scar y no le perdonamos ser el instigador de la muerte de Mufasa y causarnos una depresión de la que todavía no hemos salido. Sin embargo, en la versión musical, el crimen de Scar es baladí comparado con todo lo que sale de la boca de Timón. Hasta diría que el verdadero villano del musical es Timón.
Y lo peor es que tenemos que agradecer que las hienas no digan «miarma».