El legado de Aníbal González es admirable, pero, ¿te imaginas que hubiera podido llevar a cabo todos sus proyectos?
A Aníbal le debemos grandes proyectos como la increíble Plaza de España, el Pabellón Mudéjar, el Pabellón Real o la Capilla del Carmen. Su labor como arquitecto hace que Sevilla sea la gran ciudad que hoy podemos disfrutar y atrae a millones de turistas enamorados del regionalismo. Sin embargo, es imposible no derramar una lágrima cuando pensamos en algunos de los proyectos que Aníbal no pudo llevar a cabo, como La Milagrosa, una gran basílica de fastuosas dimensiones.
Este proyecto se ideó en 1928 y se planteó como una basílica de corte gótico con dos torres de 78 metros de altura, una plaza de 120 metros de diámetro y unas naves de 45 metros de altura. Alrededor de la basílica, habría una gran plaza donde iba a situarse el colegio (el actual Portaceli), un internado, la residencia de los jesuitas y un salón de conferencias. En el centro, se erigiría un obelisco como el de la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Por desgracia, lo único que podemos ver de aquel ambicioso sueño son los basamentos iniciales de la Huerta del Rey, ya que Aníbal falleció cuando apenas estaba cimentado y la obra quedó parada. Aunque si te acercas al emplazamiento, podrás ver las primeras piedras de esta obra.
Al margen de La Milagrosa, Aníbal también proyectó otras grandes obras como el seminario diocesano, la Universidad Hispanoamericana o el Palacio del Casino.
Nunca sabremos cómo sería el resultado de este sueño de Aníbal que nunca llegó a construirse, pero sin duda, tenemos claro que sería un gran atractivo turístico y un motivo más de orgullo hispalense.
Fuente de la noticia: ABC de Sevilla / El Mundo
Fuente de la imagen de portada: ABC de Sevilla