
La capilla de la ermita de Escardiel no es la Capilla Sixtina, pero sí coinciden en que ambas obras han salido del trazo de un pintor llamado Miguel Ángel y emocionan la primera vez que se admiran.
La ermita de Escardiel se encuentra en la Sierra Norte de Sevilla, a cinco kilómetros de Castilblanco de los Arroyos. En concreto, en una zona que recibe el nombre de ‘Chaparral de la Virgen’ o ‘Chaparral de Escardiel’. Allí recibe culto una de las advocaciones más antiguas que se veneran en la provincia de Sevilla. Este templo ha atravesado diversas vicisitudes a lo largo de su historia. Entre ellas, el terremoto de Lisboa, que provocó el desprendimiento de sus techos y parte de la estructura o el saqueo por parte de las tropas napoleónicas en la Guerra de la Independencia.
Cada segundo fin de semana de septiembre se celebra la romería en honor a la Virgen de Escardiel y el peregrino llega a la ermita, donde puede contemplar el primer crucificado del escultor utrerano Francisco Antonio Ruiz Gijón, el Cristo de los Vaqueros.
Miguel Ángel González recibió el encargo de pintar los frescos del hermano mayor, Juan Lobo. Eso sí, antes de afrontar su labor creativa, fue necesario rehabilitar la cúpula y los muros, los cuales estaban deteriorados a causa de la humedad.
Como la ermita de Escardiel era una capilla mariana, Miguel Ángel González apostó por la figura de la mujer. Por ello, el artista no representa el Calvario, sino que se centra en un pasaje menos representado en la historia del arte: el momento en el que las mujeres abandonan el Gólgota, dejando la crucifixión en un segundo plano. En estos frescos también hay imágenes de la Virgen de Gracia y San Benito, los patrones de Castilblanco.