
Nada es casual en la arquitectura barroca del templo.
San Luis de los Franceses es una de las mejores muestras del Barroco del siglo XVIII y también es uno de los templos que guarda más secretos. El diseño es del arquitecto Leonardo de Figueroa, a quien también le debemos algunas fachadas icónicas de la capital hispalense como la del palacio de San Telmo y la del Salvador. Fue un encargo de la Compañía de Jesús y aunque todo el templo tiene aspectos reseñables, nos centraremos en uno de sus elementos más increíbles: la cúpula.
Vinculada al templo de Salomón
Se levanta sobre un tambor circular y cuenta con ventanas de grandes dimensiones que proporcionan luminosidad al espacio. Si se unieran por líneas los diferente puntos de la cúpula, el resultado sería un octógono o una estrella de Salomón. No es casualidad, ya que la iglesia tiene muchas referencias a este personaje bíblico que llegó a gobernar sobre el reino unido de Israel, como por ejemplo, el candelabro de los siete brazos (la menorá), el altar de los perfumes, las columnas salomónicas y el arca de la alianza.
En la porción interior del tambor hay 8 esculturas de varios santos y profetas y cada una de ellas representa una virtud cristiana que debe poseer un buen sacerdote. Las esculturas son: San Agustín, Santo Domingo de Guzmán, el profeta Elías, San Pedro Nolasco, San Benito, San Francisco de Asís, San Juan de Mata y San Francisco de Paula.
Simbolizan las siguientes virtudes, que se relacionan con una bienaventuranza: mortificación (dichosos los que lloran), obediencia (dichosos los mansos), pobreza (dichosos los pobres de espíritu), amor a Dios (dichosos los pacíficos), religión (si alguno es niño que venga a mí), amor al prójimo (dichosos los misericordiosos), castidad (dichosos los limpios de corazón), oración (dichosos los que tienen hambre de sed y justicia) y humildad (dichosos los que sufren persecución).
Propósito de la decoración
Es admirable la forma en la que falsea una altura mayor de la que tiene gracias a la arquitectura fingida a través de los frescos que realizó Lucas Valdés (hijo de Juan Valdés Leal). En la parte inferior de la cúpula hay una figura, aparentemente femenina, que representa la religión. Con su mano derecha sostiene la Cruz, el símbolo de Cristo, y con la izquierda, una palma que simboliza la resurrección. Bajo esta figura, a sus lados, se puede leer «charitas dei» (amor a Dios) y «charitis proximi» (amor al prójimo). Estos son las pilares-virtudes de la religión. Frente a este símbolo tenemos los ya citado frescos de Lucas Valdés, que representan la eucaristía.
El objetivo de esta confrontación de símbolos es enlazar los dos libros que componen la Biblia: el antiguo y el nuevo testamento.
La próxima vez que te quedes embobado/a mirando la belleza de la cúpula, cuéntale a tu acompañante su gran significado y lo dejarás aún más boquiabierto.
Fuente de la información: Sevillapedia / Sevilla Mágica y Eterna
Fuente de la imagen de portada: Diputación de Sevilla