Quizá tu también te preguntes por qué esta plaza no tiene una forma regular.
En sus orígenes, las plazas de toros se encontraban en los pueblos. Eran espacios cuadrados cuyas balaustradas quedaban protegidas por unos maderos que hacían las veces de burladeros. Sin embargo, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla revolucionó la forma de concebir estos espacios.
Vaya por delante que esto no es una apología de la Tauromaquia. Desde Sevilla Secreta queremos arrojar luz sobre la pregunta que nuestros seguidores han lanzado en Instagram.
La plaza de toros original era de madera, rectangular y se encontraba en el monte de El Baratillo. En 1733 los maestros carpinteros decidieron que la anterior plaza (cuadrada) fuese desmontada para construir una nueva.
El nuevo espacio supuso una revolución arquitectónica para lo conocido hasta el momento. De estilo tardo-barroco, se empezó a construir un coso redondo en un obra que duró 120 años.
En sus inicios, se edificó una estructura de octavas, cada una correspondía a cuatro arcos. Francisco Sánchez Aragón y Pedro Vicente de San Martín fueron los directores de obra, y las esculturas fue encargado a Cayetano de Acosta. Pese a todo, el rey Carlos III paralizó las obras durante su reinado, de modo que hasta 1881 no terminaron los trabajos.
De esta manera, la plaza estuvo sometida a varias fases. Su último arquitecto fue el popular y conocido Aníbal González, quien modificó la piedra por el ladrillo visto. El proceso que se prolongó a lo largo de dos siglos finalizaba entonces, en una plaza redonda.
Lo cierto es que las pretensiones fueron unas y los resultados otros.
El cambio de materiales, la construcción por fases y la mano de distintos maestros es la razón por la que la Maestranza sea ovalada e irregular.