Sevilla tiene miles de atractivos turísticos gracias a grandes artistas que nacieron siglos atrás para hacer de de ella una ciudad que rebose arte por todas las esquinas.
Y es que no todas las ciudades pueden presumir de haber visto nacer a un maestro de la pintura universal. Ya os dijimos que era imprescindible ir al Museo de Bellas Artes una vez al año para admirar el gran patrimonio de nuestra ciudad, pero también es necesario que conozcáis la historia de cinco grandes pintores sevillanos para poder apreciar la importancia de Sevilla en la historia del arte:
1. Diego Velázquez (Sevilla, 1599 – Madrid, 1660)
Máximo exponente de la pintura española barroca y uno de los más grandes pintores de las historia universal del arte. Con sólo 10 años comenzó su formación en Sevilla en el taller de Francisco Herrera el Viejo. A los 24 se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y más tarde recibió el cargo más importante que podía tener un artista por entonces, pintor de cámara. A día de hoy podemos ver gran parte de sus cuadros en el Museo del Prado, donde están obras universalmente conocidas como Las Meninas, La fragua de Vulcano o La Rendición de Breda.
2. Gonzalo Bilbao (Sevilla, 1860 – Madrid, 1938)
Este pintor impresionista sevillano era hijo del abogado Leopoldo Bilbao, quien le inculcó desde pequeño que debía estudiar derecho. Sin embargo alternó los estudios de Derecho con la música (también era organista) y la pintura. Terminó la carrera pero nunca llegó a ejercer de abogado, ya que cuando acabó se dedicó a viajar por el mundo con el fin de inspirarse para sus futuras obras. Ha sido uno de los mejores artistas que ha retratatado el costumbrismo sevillano y para nuestra suerte, su viuda donó al Museo de Bellas Artes gran parte de su colección.
3. Juan de Valdés Leal (Sevilla, 1622 – Sevilla, 1690)
Fue uno de los pintores más representativos del Barroco español. Se formó en Córdoba, donde dispuso un taller en su casa en el que realizó sus primeras obras, pero debido a una epidemia de peste se tuvo que marchar con su familia a Sevilla. Allí tuvo que lidiar con la fama de Murillo, que ocupaba el puesto de primer pintor de la ciudad. Sin embargo, el estilo tenebrista y macabro de Valdés Leal conseguirá diferenciarlo del otro pintor. Dos de sus obras más conocidas son aquellas que pintó para la iglesia del Hospital de la Caridad: los jeroglíficos de las postrimerías.
4. Lucas Valdés (Sevilla, 1661 – Cádiz, 1725)
Es el tercer hijo del también célebre pintor Juan de Valdés Leal. Se formó en el taller familiar desde joven y a la muerte de su padre, Lucas concluyó algunas de las obras de este. Actualmente podemos ver el legado de su obra en algunos lugares icónicos de Sevilla como el Monasterio de San Clemente, la Iglesia de la Magdalena o la Iglesia de San Luis de los Franceses. A pesar de su prolífica obra se retiró a Cádiz para ser profesor de matemáticas en la Escuela Naval.
5. Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 – Cádiz, 1682)
Era el menor de catorce hermanos. Quedó huérfano de padre a los nueve años y poco después murió su madre, haciéndose cargo de él Ana, su hermana mayor, lo que le permitió ir al taller de un pariente pintor, Juan del Castillo. En 1645 recibe un importante encargo: una serie de lienzos para el claustro de San Francisco el Grande, donde se incluye La cocina de los ángeles, una de sus mejores obras. El éxito de esta le permitió vivir desahogadamente toda la vida y mantener a los nueve hijos que tuvo con su esposa. Dedicó la mayor parte de su vida a temas iconográficos, como la Virgen con el Niño y la Inmaculada Concepción. En esta historia de Sevilla paranormal os contamos cómo fue el curioso fin de la vida del artista.