Esta piedra sevillana tiene más sensibilidad que muchas personas.
Corría el año 1857 cuando el reinado de Isabel II y el gobierno de Narváez tuvieron que hacer frente a la primera guerra carlista. En este contexto, un grupo de liberales jóvenes de Sevilla se alzaron en armas y fueron al monte en dirección a Ronda (Málaga) con la desgracia de ser alcanzados por los regimientos de Albuera y Alcántara, los cuales fusilaron a una gran parte de los jóvenes y el resto fueron apresados y llevados de nuevo a Sevilla.
Allí, un comisionado de Narváez, Don Manuel Lassala y Solera mandó que los presos fueran fusilados. García de Vinuesa, el alcalde de Sevilla, intentó pedir el indulto para los condenados, ya que la mayoría eran menores de edad. Sin embargo, cuando el alcalde llegó a la Plaza de Armas del Campo de Marte y vio la situación se dio cuenta que no había solución posible, se fue desolado hacia la Puerta Real, donde se sentó encima de una piedra. Acto seguido rompió a llorar por la muerte de los jóvenes. Desde aquel llanto esa piedra ha sido denominada ‘La piedra llorosa’ y todavía se puede ver al final de la calle Alfonso XIII.