Admitámoslo, todos llevamos un pecador nato en nuestro interior y quien diga lo contrario miente cual bellaco. Tenemos que liberar ese tentador mal que llevamos dentro y pecar cuanto más mejor. Además, Sevilla es una ciudad hecha para incitar el pecado. Su calle, sus bares, su gente y su clima hacen de ella un lugar imposible en el que aplicar la buena moral. Pecador de la pradera, no te redimas por los pecados cometidos. Ya estás acostumbrado a vivir a 50º, así que en el infierno vas a estar como en casa. ¿Tienes ya pensado como pecar en Sevilla? Nosotros te damos 7 ideas:
1. Envidia: mezclado con un poco de odio es lo que siento por esa gente que vive en una encantadora azotea del centro desde la que puedes ver Sevilla de las alturas. ¿Os imagináis la suerte de estar cenando en tu casa con la Giralda de fondo? A ese gente le deseas toda una vida en un bajo interior sin ventanas.
2. Ira: pecas de esto cada vez que ves un autobús del Tussam pone “fuera de servicio” o cuando corres por llegar a cogerlo y al llegar el amable autobusero te cierra la puerta en las narices.
3. Lujuria: la primavera la sangre altera, pero en Sevilla da igual la estación que sea porque el amor está en el aire y en todos estos lugares que os recomendamos para intimar discretamente, como el Parque de María Luisa, el búnker de derecho o el río Guadalquivir de noche. ¡Eso sí! Tened cuidado de no acabar como la pareja que la policía pilló en plena faena en un cajero.
4. Pereza: pecado especialmente recomendado para practicar de viernes a domingo. Lo puedes llevar a cabo de muchas formas como no moverte del sofá desde que amanece. Pero también puedes pasarte el día tumbado a la vera del Guadalquivir durmiendo la mona (siempre y cuando no sea pleno enero). También la puedes practicar cuando piensas en cogerte la bici para volver a tu casa, después crees que la mejor opción es el Tussam, pero finalmente dices «¡qué demonios! ¡Taxi!»
5. Gula: es una suerte poder disfrutar de este pecado en Sevilla. Es imposible no incurrir en este pecado a diario, ya que vayas donde vayas te vas a encontrar con la tentación. Ni podemos resistirnos a estas hamburguesas, ni vamos a tener la dignidad de decir “no” a los mejor de cualquier comida, el postre. Nosotros que velamos porque pequéis a lo grande, os recomendamos los mejores postres de Sevilla.
6. Soberbia: muchos son los que dicen que los sevillanos siempre se creen que tienen la ciudad más bonita del mundo. ¡Pero qué culpa tienen ellos de vivir en la mejor ciudad! Ya lo decía Antonio Gala que lo peor no es que los sevillanos digan que tienen la ciudad más bonita del mundo, sino que podrían llevar razón.
7. Avaricia: cuando vas de tiendas por Sierpes o Tetuán y tu espíritu consumista lo quiere absolutamente todo. O cuando entras al Fnac y lo quieres entero dentro de tu casa.