Las historias de emprendiduría suelen ser grandilocuentes: con un penique tal persona compró el chicle que le inspiró en el desarrollo de ese nuevo software, en un garaje aquel otro creó el portal que revolucionó internet. Los designios de la inspiración y de la creatividad son, como los del Señor, inescrutables. Pero las historias de enterpreneurs exitosos también pueden (deben) ser peregrinas.
¿Quién le iba a decir, si no, al burgalés Alfredo Martínez que gracias a un meme de una patata con la cara del exjugador de basket alemán Dirk Nowitzki iba a acabar creando una web de mensajería que manda a casas patatas personalizadas?
La pregunta anterior es retórica, pero he aquí la respuesta: nadie puede prever estas cosas. Igual que nadie puede prever el éxito de estas ideas. Martínez pareciera cholista: dice que él estaba contento con el ritmo de venta de una patata al día, pero un tuit (causante en última instancia de este artículo) desató la locura y miles de RT’s llevaron a decenas de usuarios a hacer sus compras.
Economistas: en España no hay emprendedores
Los emprendedores: pic.twitter.com/n8wSdEcfXM
— 🎃 🕷 Spooky Gato 🕷🎃 (@undesgraciau) October 4, 2020
Las patatas son comida y Alfredo Martínez es consciente de ello. Admite que “le da cosilla” estar malutilizando un alimento y que por eso cada patata personalizada tiene su reverso en la beneficencia. Es decir: por cada patata que uno compra, Martínez dona un tubérculo al banco de alimentos.
Patatas anónimas, que es como se llama la iniciativa, se le ocurrió a Martínez porque está en ERTE, con mucho tiempo libre y un meme fue lo que le inspiró. La historia no deja de ser la síntesis perfecta del tiempo en el que vivimos porque, igual que un buen thriller, lo tiene todo: viralidad, ERTE’s, humor absurdo, memes, servicio a domicilio y éxito raramente predecible.