¿Sabes ese tipo de persona que no solo te enamora por su interior, sino que también tiene un atractivo que la hace única? Nosotros hemos vivido eso, pero con un restaurante.
Escondido en un callejón, en las proximidades de Las Setas, se encuentra este coqueto templo del comer en Sevilla. Venir a Palo Cortao es un acierto vengas con quien vengas, ya que su concepto gastronómico conseguirá agradar a todos los paladares. Este establecimiento nació en 2016 como un local especializado en vinos de Jerez.
Era una abacería en El Arenal, que ofrecía productos de primera, aunque el espacio les quedó algo pequeño enseguida. Ahora, su restaurante en la calle Mercedes de Velilla es una insignia del vino, las tapas y las sugerencias diarias.
Lo que vas a encontrar en esta tapería va algo más allá de las bravas y las croquetas, así que como consejo, ve con mente abierta y hazte a la idea de que vas a probar más de un trampantojo, como un tomate relleno como un paté de atún. No te preocupes que también hay platos más convencionales como el tataki de vaca o unas espectaculares croquetas de jamón.
También conviene que te dejes llevar por otras especialidades de la tapería como las alcachofas en tempura con salsa romescu o el tuétano asado con steak tartar. La verdad es que sorprende bastante como de una cocina más pequeña que el propio baño puedan salir unas tapas con un emplatado digno de MasterChef.
Otro consejo que tienes que seguir: déjate aconsejar por el vino. Los camareros aconsejan genial y tienen una carta bastante completa. Al igual que tampoco está de más que preguntes por sus postres. Sin duda, la tarta de queso que superó todas nuestras expectativas.
En definitiva, Palo Cortao es la prueba de que el tamaño no importa, pero sí que tiene importancia el precio, la comida, el ambiente y el servicio. Y en eso Palo Alto aprueba con un gran sobresaliente con posibilidad de subir a Matrícula de Honor en un futuro.