No podemos asegurar que ‘Bernarda’ existiera, aunque no pocas leyendas la mencionan.
Utilizamos la expresión «Esto es el coño de la Bernarda» para indicar desorganización o caos. Lo cierto es que la Bernarda no es la única mujer cuyos genitales han trascendido en la tradición oral del tiempo. ‘El conejo de la Loles’ es su principal competidor. Sin embargo, ¿De dónde viene esta mujer que en un momento u otro, está en boca de todos?
Hay quienes señalan que la tal Bernarda vivió en Granada, en Artafe. Según esta versión, vivió durante el siglo XVI como ‘santera’. La Bernarda curaba dolencias introduciendo la mano dentro de su vagina, nada menos. Muchos eran los que acudían a verla para sanar.
Otros afirman que vivió en Ciudad Real. Esta hipótesis coincide con su don para sanar, aunque en este caso sostiene que curaba a los animales de lo pastores. También lo hacía tocando el sexo de los animales (O de los pastores. No existe especificación).
Uno de los relatos más extendidos tiene que ver con la aparición de ‘San Isidro Labrador’. Según esta historia, un tiempo después de morir Bernarda, fue desenterrada y lo único que permanecía intacto era su ‘santo coño’. Lo colocaron en una urna dentro en la iglesia.
Hay quienes dicen que era morisca. Otro afirman en que era musulmana. De hecho, incluso hay quien asegura que era hija de Aben Humeya, un rey musulmán.
Y por supuesto, no podía faltar una presunta vinculación con la prostitución, amén de las demás versiones. Esta leyenda cuenta que sus servicios eran tan populares, que sus partes pudendas apenas tenían descanso. Quizá sea esta la que más se acerque la realidad.
Siguiendo la pista de la supuesta Bernarda prostituta, hay dos fechas que pudieran dar fe de su existencia. En la Guerra del Rif, hubo una prostituto que viajó hasta Marruecos y gozó de gran popularidad entre los soldados en el desembarco de Alhucemas. Otras fuentes sitúan a la prostituta en la Sierra Sur de Sevilla, siendo también muy solicitada.