La escultura religiosa se sigue manteniendo como una sólida industria.
Sevilla no sería la ciudad que es hoy si no fuera por grandes nombres de la imaginería como Juan Martínez Montañés, Antonio Castillo Lastrucci o La Roldana. Todos ellos han conseguido crear obras perdurables en el tiempo y que conforman la identidad de nuestra ciudad. Y aunque mucha gente no lo sepa, la imaginería ha pervivido desde el Renacimiento y el Barroco hasta nuestros días. Una excelente muestra de esta pervivencia la encontramos en la calle Vicente Flores Navarro del barrio de Triana, donde Lourdes Hernández trabaja como imaginera en su taller desde hace 25 años con la ayuda de Israel.
Lourdes nació en Sevilla y, aunque pasó su infancia en Huelva, volvió a sus ciudad natal para ingresar en la Facultad de Bellas Artes y continuar así la estela de las grandes escuelas de imaginería. Hemos tenido la oportunidad de hablar con ella sobre su relación con Triana, sus referentes artísticos y, sobre todo, cómo es la vida de una imaginera en pleno siglo XXI.
¿En qué momento de tu vida te planteaste trabajar como imaginera?
No hubo un momento específico, sino algo gradual. A mí desde pequeña me gustaba el mundo del arte y a medida que me iba haciendo mayor, toqué más palos dentro de este. No me conformaba con el dibujo y la pintura y por eso di el salto a la escultura, donde me di cuenta que más cómoda me sentía y era la forma en la que mejor me expresaba. Por eso me decanté por estudiar Bellas Artes por escultura.
A esto se suma que me gustaba mucho la Semana Santa y la imaginería. Considero que es una de las especialidades de la escultura que engloba más técnicas y que mezcla más estilos. Ahí es donde decido dedicarme profesionalmente a la imaginería.
¿Cómo es tu relación con Triana?
Cuando decidí estudiar Bellas Artes, me mudé a casa de mi abuela que vivía en Triana y ya me quedé aquí. El barrio me enganchó. Me encanta la vida que tiene y disfruto mucho con poder ir al trabajo andando, tomarme una cerveza por aquí. Es un disfrute pasear por sus calles. Para mí, Triana es un pueblo dentro de la ciudad.
¿De dónde recibes la mayor parte de tus encargos?
El 90% de los encargos que recibo son de fuera de Sevilla. El 80% es de ciudades españolas y el otro 20% del extranjeros. Hemos trabajado para Malta, Nueva York, México, etc.
¿Cómo es el día a día en la jornada laboral de una imaginera?
No hay un horario estricto, sino que hay metas de trabajo, es decir, nosotros sabemos que a la semana tenemos que dejar un trabajo avanzado hasta un punto determinado y, para ello, trabajamos las horas que haga falta. En cuanto a la dinámica de trabajo, normalmente llevamos como nueve u ocho imágenes en distintos procesos a la vez. De manera que modelamos, tallamos, policromamos o estofamos a la vez. Esto lo hacemos así por no estar las 24 horas del día con la misma obra y así evitar bloqueos. Además, así se complementan las obras en proceso. Por ejemplo, si estoy policromando y tengo que esperar a que se seque al día siguiente, ya no podría trabajar en otra obra. Al final esto se hace para optimizar las horas de trabajo.
Al margen de esto, también recibimos a distintos clientes en el taller que quieren ver cómo va su obra o conocer nuestro trabajo.
¿Todas vuestras obras son de temática religiosa?
Nuestra especialidad y lo que más nos gusta es la escultura religiosa y nos copa el 90% del tiempo, pero tampoco trabajamos exclusivamente para parroquias y hermandades. También tenemos encargos de particulares o coleccionistas y galeristas.
Sabemos que es una pregunta difícil, pero ¿podrías decirnos una de tus obras a la que le tengas especial cariño?
No puedo decir una en concreto. Le tengo cariño a muchas por distintos factores. Hay obras más sencillas de ejecución a las que te vincula un hilo sentimental y hay otras de las que te sientes orgullosa por la complejidad que requerían.
¿Y si pudieras decir más de una…?
Con la Hermandad de la Borriquita de Jódar tengo una vinculación especial, ya que además de que las imágenes son mías, tengo una gran amistad con ellos. Me sucede lo mismo con gente de Tenerife, Madrid, etc. Curiosamente, suelo tener una amistad con muchas de las hermandades con las que he trabajado. He sacado muchos amigos de lo que, en un comienzo, eran clientes.
A la hora de elaborar una imagen, ¿te ajustas al encargo o mantienes tu identidad como artista?
Son varios factores. El primero de ellos es el estilo del artista. Hay artistas que son clásicos, hiperrealistas, naturalistas… Se supone que si el cliente acude a un artista es porque le gusta su estilo. Yo entro dentro de un estilo clásico-naturalista. Entiendo que los tiempos de la imaginería clásica no son los mismo que ahora, que estamos en un neobarroco o en un neorrenacimiento. No copio figuras clásicas, ni tampoco naturalistas. Es una mezcla de todo.
¿Tienes un referente en el mundo de la imaginería actual?
No tengo como referente a un escultor en sí, sino varias escuelas. Dentro de la imaginería me gustan todas las escuelas. Mentiría si digo que me quedo con la sevillana, porque también me encanta la granadina, la levantina o la castellana. Hay referentes de escultores en todas las escuelas que para mí son pilares fundamentales.
José de Mora, Diego de Mora, Salzillo, Salvador Carmona, Gregorio Fernández, Pedro Roldán o La Roldana son algunos de los miles que te puedo enumerar. No me puedo quedar con uno por encima del resto.
Tampoco considero que mi estilo se ajuste a la escuela sevillana, aunque yo sea de aquí. Creo que en el mundo de la imaginería no podemos centralizar el foco en Sevilla y decir que lo nuestro es lo mejor. Hay imagineros muy buenos en toda España.
Te sorprendería que hay pueblos o aldeas en los que entras en la iglesia y ves una gran obra que te hacen preguntarte «¿cómo no sabía que esto estaba aquí?». Hay cosas increíbles por toda España.
Un consejo para alguien que esté empezando en el mundo de la imaginería.
Lo más importante es la formación. Para lanzarte a un mercado con tal competitividad y donde hay tanta gente buena, la única manera de sobresalir y destacar en este trabajo es ser bueno y para ello hay que formarse. Puedes tener mucho potencial dentro, pero la técnica y la formación es crucial. Lo que puedes conseguir con técnica en 6 años, si no lo aprendes correctamente, te va a costar 10. Tienes que asegurarte que lo que vas a mostrar a la gente públicamente es bueno.
Si queréis conocer más sobre el trabajo de Lourdes Hernández, no dudes en consultar su página web.