
La tarta Tatin, que fraguó su éxito en chez Maxim’s con Louis Vaudable, la mantequilla en los postres que recuperó Gastron Lenôtre o su delicioso financier, que hoy igualmente disfrutamos en las pastelerías de medio mundo. Son solo ejemplos de postres que, testigos de la historia, siguen figurando en tantos restaurantes y obradores. Preguntarse acerca del futuro del dulce en la hispalense no es descabellado, a la vista de la calidad de tantos de sus espacios gastronómicos. Así, ¿dónde están los mejores postres de Sevilla?
«Comer no es ingerir alimentos», decía Azorín y más todavía aplica a los dulces, esos cierres gastronómicos que a menudo se toman por puro deleite y nada más. No es asunto fácil dar con buenas opciones a la altura de las partidas saladas y, sin embargo, recopilamos a la postre los dulces favoritos de una servidora en Sevilla.
1. Los postres de Ricmaiz Estudio
Sería infame revelar las pesquisas de lo que Ricard Martínez ejecuta y dispensa en sus experiencias dulces. Podemos constatar que son, posiblemente, los mejores postres de Sevilla y que los puedes probar en las entrañas de Triana.
Una vez al mes este reducto dulce en el barrio de León ofrece degustaciones dulces temáticas en cuatro actos que harán las delicias de los asistentes. Alta pastelería y bocados que te volarán el paladar y se quedarán contigo mucho tiempo.
📍 c/ Regla Sanz, 1
2. El arroz con leche de Sr. Cangrejo
Casi me inclino por la poleá de Sr. Cangrejo y, empero, hay que ser fiel a los principios: el arroz con leche de Jesús está mejor que el de mi abuela y emociona precisamente por eso.
Todos los postres que se sirven en este restaurante de Sevilla rezuman matices de antaño. Clavo, cuscurros de pan, pimienta, vinagre son solo algunos de los ingredientes que el comensal podrá encontrarse en los dulces que cierran el milagro que es el Cangrejo.
El arroz con leche es de una elegancia sin nombre. Ocurre cada vez que piso esta casa: me siento como en la mía pero comiendo mucho, mucho, infinitamente mejor.
📍 c/ Harinas, 21
3. Pan con chocolate y aceite de Barra Baja
Con muy pocos elementos los chicos de Barra Baja han demostrado ejecutar una cocina contemporánea y fresca, que respeta los productos y pone en valor el poder de la brasa. En los postres la cosa sigue esta línea que eleva un plato con pocos gestos.
Aceite y picos pero con el chocolate en el centro de la ecuación. ¿Spoiler? Sale requetebién. Un helado untuoso salpicado de terruño y el crujiente de la sal. El pan sirve como nexo y recuerdo de meriendas pasadas. Y ya les avanzo que es de esos clásicos que funcionan siempre.
📍 c/ Javier Lasso de la Vega, 14
4. Crack cake de Cookie Love Love
Tan auténtica como la pastelera que regenta este obrador de cookies es la crack cake de Debbie. Pongamos que si las galletas son el producto al que se prodiga este espacio, la crack cake sería el capricho supremo que, aunque quisieras, tampoco podrías probar en otro lugar, me atrevo a decir, del país.
La tarta con la que soñó el Bruce de Matilda, la que te comerías todos tus cumpleaños y, definitivamente, la que no querrás compartir.
Instrucciones para que empieces a salivar: chocolate, galletas americanas y caramelo salado casero. De verdad, otro rollo que puedes adquirir completa o por porciones a dos pasos de la Alameda de Hércules.
No es óbice para que algunos prefieran inclinarse por la carrot cake (zanahoria de verdad) o por cualquiera de las galletas que dan color a su vitrina. Lo entiendo, lo recomiendo. Mis favoritas: la Sobresaliente de chocolate negro y la Cinnamon roll.
📍 c/ Molino, 11B
5. Éclair de caramelo de Manu Jara
Sobre el gusto no hay nada escrito y es que Manu Jara tiene opciones favoritas para cada paladar. En sus dulcerías reúne algunos de los mejores postres de Sevilla y, nos atreveríamos a decir, del marco andaluz.
En el caso de una servidora, sin objeto de sentar cátedra, brilla (literalmente) el éclair de caramelo.
Un regalito para el paladar que me ha salvado tardes antojadizas y que siempre es un acierto llevar a casa en cantidades industriales. Unos 30 centímetros de pasta choux (insuficientes, ya lo digo) rellena de cremoso de caramelo a la sal. Cubre este bocado una cobertura de chocolate con leche, rutilante a la vista y al gusto.
No desmerecen, por supuesto, su increíble milhojas, croissants y palmeras que elevan las meriendas de cualquiera.
📍 c/ Pureza, 5 | El Corte Inglés Gourmet Experience | Only YOU Hotel Sevilla
6. Panacota ibérica de Itálica
Si la experiencia que propone Javi Abascal en su bisoña y acertada Itálica gira alrededor del abrazo entre Italia y lo ibérico, los postres no podían sino imprimir ese mismo sello.
Una trattoria de raíces andaluzas cuya carta comprende un trío de postres que no renunciar al espíritu del restaurante: la mezcolanza en el Mediterráneo.
Los ofrecidos son un tiramisú sevillano, torrija con helado de queso mascarpone y caramelo salado o su panacotta ibérica con Amaretto. Ligerísima en textura y salpicada de crujientes añicos de jamón.
📍 Plaza Duque de la Victoria, 9
7. Gâteau de Kinu
En el concurridísimo barrio de Shinjuku, en Tokio, todavía hay espacio para lugares singulares como Ken’s Café. De igual modo sucede al atravesar el postigo de Abd-El Aziz, donde se respira una Sevilla que fluye a otro ritmo tan cerca como está de la transitada Avenida de la Constitución.
La otra analogía posible con la ciudad japonesa es Kinu y uno de sus postres inspirado precisamente en el gâteau au chocolat de Ken’s Café.
Una de las grandes embajadas de la gastronomía japonesa en Sevilla adapta este armonioso postre. Aquí sirven esta tarta de chocolate negro y miso rojo que se desvela penetrante y a un tiempo ligera en boca. El equilibrio es formidable.
Tampoco desmerece la mención el kinumisú, su homenaje al postre italiano con té matcha orgánico japonés.
📍 c/ Miguel Mañara, 11
8. La tarta de queso de La cochera del abuelo
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de RESTAURANTE LA COCHERA DELABUELO (@lacocheradelabuelo)
Siguiendo la lógica Sabiniana —al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver—, si algo funciona mejor dejarlo como está. O modificarlo, al menos, de soslayo. En La cochera del abuelo aplican con maestría el arte del chup chup, rebañar salsas y entregarse a guisos y arroces.
El colofón es otro de sus grandes aciertos. Una tarta de queso inspirada en la de La Viña, equilibrada, ligera, cremosa en lo preciso y sin exceso de azúcar. Sales del restaurante de Bosco Benítez y Cinta Romero agradeciendo un culmen a la altura: sencillez, tradición, delicia.
📍 c/ Álvaro de Bazán, 2