Esta trágica leyenda comienza con unas revueltas en el año 1367 protagonizadas por Juan Alonso Pérez de Guzmán, más conocido como el hijo del Guzmán el Bueno, que apoyó a Enrique de Trastámara frente al rey Pedro I el Cruel. En estas revueltas fue apresada Doña Urraca Ossorio de Lara, esposa de Guzmán , por haber sido la principal instigadora contra la figura del rey y posteriormente fue condenada a muerte.
Esta ejecución tuvo lugar en la Laguna de Ferias o de la Cañavería, que era la actual Alameda de Hércules. Cuando comenzó la hoguera, el aire caliente de ésta hizo que la falda de Doña Urraca se levantara y mostrara todas sus intimidades.
El público empezó a mofarse de ver a la condenada tal como vino al mundo. Doña Leonor Dávalos, testigo de la ejecución, no podía soportar la imagen de ver a su protectora, así que ni corta ni perezosa, se acercó a la hoguera para taparle las intimidades y así muriera de forma digna.
Sin embargo, la gratitud de doña Leonor de nada sirvió cuando las llamas la prendieron a ella y provocaron que muriera junto a su querida doña Urraca.
Las cenizas de ambas reposan juntas en el Monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce. En el lugar de la ejecución se alzó una cruz en cuya base aparecía una tinaja, es por eso que la calle se conoce como Cruz de la Tinaja. Doña Leonor Dávalos también tiene una calle con su nombre en Sevilla y no es para menos después del ligero percance que tuvo…
Fuente de la portada: leyendasdesevilla.blogspot.com