Antes de que aprendiéramos a decir nuestras primeras palabras ya nos sabíamos los diálogos de todos los clásicos de Disney. Porque sí, serán películas infantiles y uno con la edad crece, madura, busca trabajo… ¡Pero nos falta tiempo para ir al cine cuando estrenan la última! Por no hablar de las veces que has cantado las canciones de Hércules o Aladdín. O las veces que has llorado con la muerte de Mufasa (admite que la de Bambi no te conmovió ni la mitad).
Gracias a estas películas hemos aprendido grandes lecciones sobre la amistad, el trabajo y la convivencia con compañeros de piso que no limpian ni por error. Sin duda, Disney sirve para explicar cualquier cosa, incluso tu vida en Sevilla:
Tus amigos y tú cuando vais a una caseta de la Feria y el dueño os pregunta si os apetece algo.
La cara con la que nos hemos despertado tras una noche de fiesta por la Alfalfa o la Alameda.
Cuando te arreglabas para entrar en Antique y ni por esas te dejaban entrar.
Tu reacción al enterarte de que tu Hermandad no va a salir en Semana Santa por la lluvia.
Así te preparas para la Feria.
Cuando dices que estás a dieta porque se acerca el verano, pero te pides un montadito de pringá.
El momento en el que llegas a tu destino después de coger el Sevici durante una hora.
Tú cuando escuchas cosas como «Los sevillanos os creéis en el centro del mundo» o «Lo único malo de Sevilla son los sevillanos».
Cuando te enteras de que tu amigo tiene piscina o piso en Chipiona.
Esos duros momentos en los que intentas buscar aparcamiento en el centro.
Cuando eres un tieso, te niegas a poner el aire acondicionado porque gasta mucho y dices que «no hace tanto calor».
Tu reacción al enterarte de que, una vez más, el precio del Tussam ha vuelto a subir.