En la Expo’92 era prácticamente imposible que todos los países estuvieran representados con un pabellón, pero realmente sí hubo un monumento en nombre de los ausentes.
La Fundación del Hombre, fundada por Fray Bartolomé Vicens, participó en la Expo’92 inaugurando el 26 de junio de 1992 el Monumento al No Pabellón, una obra de Matilde Bensignor. Este monumento representó a todos aquellos países ausentes en la Muestra Universal que no tenían importancia social en el mundo.
La intención de Fray Bartolomé era proyectar un pabellón con dos arquitectos para alzar la voz de países tercermundistas. Sin embargo, la artista Matilde hizo que recapacitase en su significado, ya que si se invertía una gran cantidad de dinero perdería su significado. Es por ello que el monumento está realizado con chatarra de países desarrollados.
De hecho, se ofreció un terreno muy bueno para la exhibición del monumento, pero siguiendo con su idea de «representación de los ausentes», lo rechazaron y optaron por situarlo cerca del Pabellón de los Emiratos Árabes Unidos.
Los materiales que se emplearon para la construcción de la obra fueron carretillas, ladrillos, una grúa y otros materiales gastados que simbolizasen el Tercer Mundo.
Fray Bartolomé opinaba que este proyecto era muy necesario para que la Exposición representara a todos los países, ya que oficialmente sólo participaban países industrializados. Así fue cómo un simple monumento con materiales desgastados hizo que la Expo’92 se convirtiera en universal.
Fuente de la información e imágenes: Esa Sevilla