Hace más de medio milenio, las hermanas Elvira y Estefanía Nazareno encontraron una talla de Santa Ana en una cueva y es por ellas que Dos Hermanas recibe su nombre y su gentilicio (nazarenos). Lo que no se esperaban estas hermanas es que siglos más tarde a su hallazgo, el municipio de Sevilla también sería conocido por tener la fábrica de vaginas en lata más grande de Europa.
Esta fábrica de juguetes sexuales masculinos es una planta de la multinacional Fleshlight. Más de 5.000 metros cuadrados albergan esta factoría en la que según Juan Ziena, director general de la multinacional en Europa, producen unas 600 latas al día y llegan a producir 400.000 al año.
Es curioso, que a pesar de que la primavera es la estación que la sangre altera, es en otoño cuando la demanda aumenta. Los meses de octubre, noviembre y diciembre son los meses en los que se vende más. De hecho, la pasada Navidad batieron un récord (no conseguimos imaginarnos ese momento en el que te regalan una vagina en lata delante de tu familia).
El otro centro de producción de esta empresa está en Texas y allí fue donde Juan Ziena descubrió el potencial «satisfactorio» de esta empresa. No tuvo mal ojo, ya que la evolución del mercado fue favorable y a nivel mundial, la multinacional ha facturado más de 50 millones de dólares en el último año.
En cuanto al producto es cuestión, los hay con forma de vagina, pero también los que tienen la apariencia de un ano o una boca. Todas estas latas van acompañadas de lubricante para garantizar el placer de los consumidores. Y una de las cosas más curiosas: las vaginas reproducen la vulva de 15 actrices porno estadounidenses y, ¡ojo! Por cada vagina suya que se vende, ellas reciben un 12,5% de la venta. Vamos, lo que viene a ser cobrar por los derechos de autor, pero en este caso por tus genitales.
Aunque la mayor parte de su público son hombres heterosexuales, Fleshlight también fabrica dildos e incluso hay una línea un poco más freak, en la que venden falos decorados con detalles de vampiros o Frankenstein. ¡Ante todo originalidad!
Pero si hay algo mejor que esta particular fábrica, es la manera en la que su creador, Steven Shubin, un policía de Austin (Texas), tuvo la idea: su mujer estaba embarazada de gemelos y la gestación era de riesgo, por lo que el ginecólogo les recomendó que no tuvieran relaciones sexuales. Steven no debió de llevar muy bien esta temporada de castidad, así que pensando en las linternas que él siempre llevaba como policía se le ocurrió combinar en un juguete sexual su trabajo y lo que echaba de menos de su mujer.
Fuente de la información: Cadena Ser / El Mundo
Fuente de la imagen de la portada: ZoomNews