La mayoría de personajes que han pasado a la historia se caracterizan por ser grandes héroes, tener una mentalidad a contracorriente o destacar por su gran capacidad artística. No es el caso de Juan de Lepe, un andaluz que pasó a la historia por ser rey de Inglaterra un día.
Juan de Lepe nació en el seno de una familia humilde (como el 99% de los grandes personajes de la historia) en el siglo XV y fue un marino lepero que consiguió formar parte de la corte del rey Enrique VII de Inglaterra, llegando a ser su confidente, amigo, comensal y hasta bufón. ¡Para qué luego digan de los becarios pluriempleados!
Enrique VII era un monarca de los que gustaba pasar tiempo en el castillo con sus cosas y, a falta de Netflix y Monopoly, dedicaba gran parte de su tiempo a jugar a las cartas, aunque únicamente apostaba un par de monedas (tenía fama de ser de la Cofradía del Puño Cerrado). Sin embargo, un día el rey subió la apuesta y se apostó las rentas que su reino producía en un día y el nombramiento simbólico de «rey» de Inglaterra durante el mismo día. Nunca una partida de cartas fue tan rentable, ya que Juan de Lepe ganó al rey y se hizo con el reino inglés aquel día.
Cuando fallece Enrique VI, volvió a Lepe como un hombre rico y triunfador. De hecho, tenía tanta riqueza que contribuyó al mantenimiento del ya desaparecido convento franciscano de Nuestra Señora de la Bella. Si os acercáis al municipio onubense podréis ver que hay una calle en honor a este gran personajazo histórico.
Y así es como ganar una simple partida de cartas hizo que la historia bautizase a Juan de Lepe como ‘El Pequeño Rey de Inglaterra‘.