Era un clásico del principio de curso. Asomaba en amarillo y azul desde el buzón, reposaba sobre la mesa de la portería abierto a toda mano vecina que quisiera pasear por sus hojas y, a veces, esperaba tendido en el felpudo de casa. Pero este año no habrá catálogo de IKEA en estos sitios.
La marca de diseño sueca ha roto con esta tradición por primera vez en 70 años, justo cuando el mítico catálogo sopla setenta velitas. Primero fueron las postales, luego las páginas amarillas y ahora el que tal vez fuera el último vestigio de un mundo más analógico y menos virtual.
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Pero IKEA tiene dos motivos de peso para suprimir el reparto de su catálogo 2021 (que, por otro lado, podemos hojear online). El primero, la prevención de los contagios de coronavirus. El segundo, la sostenibilidad. La desaparición del catálogo físico inaugura el otoño de la nueva normalidad, pero también es la muestra de un compromiso con el medioambiente.
Los fetichistas del papel todavía pueden hacerse con un ejemplar del catálogo en las tiendas de IKEA, porque el desarraigo de las costumbres no se consigue de un día para otro. Y los nostálgicos que celebran el 70º aniversario del libro anual de decoración pueden navegar por un museo virtual con los catálogos de IKEA de los últimos 50 años.
Es el fin de una era y el comienzo de otra.
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