Quienes creían que el Coliseo era algo exclusivo de Roma no sabían que en Sevilla también contamos con un famoso Coliseo, aunque no fuese habitual ver a gladiadores, fieras y batallas navales. El edificio en cuestión se encuentra en el número 38 de la Avenida de la Constitución y lleva en pie desde el año 1924. Fue entonces cuando los hermanos José y Aurelio Gómez Millán construyeron el Cine Reina Mercedes. Sin embargo, meses antes de la Exposición Iberoamericana de 1929 se redujo el espacio del aforo y se amplió el escenario, convirtiéndose en el Teatro Reina Victoria, que finalmente se inauguraría como Coliseo España.
El interior del edificio era todo un lujo: paños de azulejos a modo de tapices, techos de madera tallada, imponentes escaleras de mármol y frescos inspirados en obras de la literatura española. Los problemas llegaron cuando su promotor, Idelfonso Marañón y Levin, lo vendió a la empresa Previsión Española, que lo mantuvo como teatro con la propiedad del Banco Bilbao Vizcaya.
El Coliseo de Sevilla, el gran teatro que no pudo ser
La propiedad quiso echarlo abajo, pero en 1970 surgió un movimiento de defensa popular del edificio para que no corriese la misma suerte que el Palacio de los Sánchez Dalp. El alcalde Juan Fernández dijo que se mantendría en pie mientras siguiese su mandato. De hecho, consiguió que se declarase Monumento Histórico Artístico a nivel local.
Finalmente, el interior fue vaciado, conservándose sólo algunas piezas como la araña del Teatro Lope de Vega. La Junta de Andalucía adquirió el edificio y lo destinó a oficinas. A día de hoy, las fachadas son los únicos elementos que conservamos del edificio.
Es una de las mejores muestras del regionalismo que tenemos y se hizo con motivo de la Exposición Iberoamericana. Se considera que sigue el estilo de Aníbal González e incluso se ha barajado la posibilidad de que el arquitecto colaborase con los hermanos Millán. Un tesoro arquitectónico en pleno de centro de Sevilla que podría haber acogido uno de los grandes teatros de España.