Una zona conflictiva, una ciudad sin salas de música y un nombre que nadie sabe cómo se pronuncia realmente no son los mejores ingredientes a la hora de abrir un local. Sin embargo, en la sala Fun Club se sigue escuchando música desde hace 32 años.
«Seguimos haciendo historia» es lo que se puede leer en la página web de la Sala Fun Club de Sevilla. A priori podríamos pensar que es algo presuntuoso, pero si tenemos en cuenta que es la sala de música sevillana con más años de historia y que por su escenario han pasado artistas de la talla de Silvio, Raimundo Amador, SFDK o Mala Rodríguez, descubrimos que están en lo cierto.
Con todo lo que hemos vivido en la sala durante sus 32 años de existencia podríamos escribir un libro, aunque sería injusto que fuéramos nosotros los que contamos su historia. Por esta razón, le pedimos a Pepe Benavides, uno de sus fundadores, que nos contase cómo empezó todo y, por supuesto, cómo se debe pronunciar correctamente Fun Club.
¿Qué fue antes de Fun Club?
Lo mío siempre han sido los bares. El primero fue en el Arenal, en el año 1973. Se llamaba El Postigo. Después fueron otros bares, tiendas de discos y otros proyectos relacionados con la música.
¿Y cómo surgió la idea de abrir la Fun Club?
Cuando la abrimos en 1987 éramos 5 socios y nuestro sueño era tener un espacio en el que se pudieran hacer conciertos en directo.
Tuvimos la oportunidad de alquilar el local de Fun Club, aunque la zona en la que se encontraba no era especialmente buena. La salida daba a la calle Joaquín Costa, que era una zona poco transitable.
¿No le afectó a la sala encontrarse en una zona conflictiva?
La verdad es que los bares que he gestionado siempre han tenido buena acogida.
Conforme pasaban los años, decíamos casi en broma que la Alameda se estaba poniendo de moda, pero no pensábamos que iba a ser lo que sería a día de hoy. Ni por asomo. Si yo me fui ahí fue para pasar desapercibido, pero mi plan no salió bien. (Se ríe)
¿Echas de menos algo de la antigua Alameda?
Era una situación dantesca. Siempre había problemas fuera del local, aunque es verdad que a nosotros nunca nos molestaron. Lo que sí echo de menos es la estética de la Alameda.
¿Cómo ha sido la evolución del panorama musical en Sevilla?
Brutal. Lo único que falta es público, que antes se quejaba de que no había locales así y ahora nos quejamos de que no hay público, pero es cierto que Sevilla no es una ciudad para mantener la programación que hay ahora mismo.
La pregunta que más veces te habrán hecho en tu vida. ¿Cómo se pronuncia Fun Club?
El nombre original es «fun club» (tal como suena), pero mi propio hijo dice «fan club» e incluso he escuchado «fan clab», que eso ya me parece demasiado.
Y el nombre significa…
Aunque muchos crean que es por la palabra «fun» (diversión en inglés) y nos viene bien porque es un local divertido, realmente es que cuando montamos la sala, lo hicimos sin ahorros y con préstamos de familiares. Todo lo hacíamos nosotros, aunque el local estaba ya casi montado.
El «fun» era porque teníamos esa palabra todo el día en la boca. Por ejemplo, decíamos «esto se hace rápido. Fun, fun». Y cuando tuvimos que ponerle nombre a la sala pensamos en eso.
Yo me empeñé en añadirle Club, pero Dogo no quería porque decía que no era un buen momento para llamarle «club» a un local de la Alameda (se ríe).
¿Cuáles son los grupos que han marcado un antes y un después en Fun Club?
Han pasado muchos por allí. Piensa que éramos la única sala de música de Sevilla. El nivel musical sevillano que estamos disfrutando ahora, antes no existía. Teníamos a Silvio, Raimundo Amador y otros, que eran músicos muy buenos, pero no había muchos.
¿Hay algún grupo que has sido capaz de intuir que iba a triunfar a nivel nacional?
En ese sentido, de SFDK no me podía esperar el boom que ha sido. Hasta ellos mismos se han sorprendido.
Hubo un grupo que a mí me llamó mucho la atención: Supertube. Vi que Miguel Rivera, uno de los vocalistas, tenía una capacidad de componer de hacer lo que quería.
También me pasó lo mismo con Julio de la Rosa, del grupo El Hombre Burbuja.
Si hace más de 30 años te dijeran que Fun Club iba a ser el referente musical en Sevilla, ¿te hubieras sorprendido?
Totalmente. Cada vez que cerrábamos una temporada pensábamos que sería la última. Ha sido inimaginable.
También habrás tenido problemas por el camino.
Sí, ha habido conflictos y, de hecho, en 2004 se precintó por el sonido a causa de la queja de un vecino. Tuvimos que tirarlo todo abajo, reformarlo y adaptarlo a la normativa que sigue cumpliendo hasta hoy. Fueron 6 meses de trabajo muy duros.
¿Recuerdas algunas de las mejores noches en Fun Club?
Recuerdo especialmente los conciertos de Los Enemigos, que tocaron varias veces, y a Sex Musem, que tenían un bajista que hacía temblar el edificio.
También recuerdo la anécdota de Manu Chao, que quiso hacer un concierto a su estilo: sin publicidad, con 3 horas de antelación y un día en el que la Fun Club no abría.
En 2014 estrenasteis un sello discográfico, Fun Club Records.
Sí, precisamente ahora lanzamos un disco nuevo con Los Rosarios en mayo. El primero fue con Chencho Fernández (Dadá estuvo aquí) y también produjimos el primero de Quentin Gas & Los Zíngaros (Big Sur).
Hay muchos cantantes que han pasado por Fun Club, pero no tantos le han compuesto un tema como Volver, de SFDK.
Un año antes del 30 aniversario de la Fun Club me encontré con Sánchez y le propuse hacer un tema. Lo habló con Zatu y me dijo que se pondrían a hacerlo y así fue. Lo hicieron.
La letra para mí es muy bonita y se ve el cariño que le tienen a la sala. Zatu interpreta esa letra de forma tremenda. Emociona muchísimo.
Te dieron la Medalla de Honor en el año 2017 por el papel de Fun Club en la escena musical sevillana. ¿Cómo viviste ese momento?
Me sorprendió muchísimo. Que a un tipo como yo lo llame Antonio Muñoz y le diga que se le ha propuesto para esta Medalla… Yo dije: bueno, se me ha propuesto, no me la han dado (se ríe a carcajadas).
Hay que entender que la gente tiene un vínculo sentimental a la sala.
Para mí fue un reconocimiento al sector y un paso para que la música sea considerada cultura.
¿Y el futuro de la Fun Club?
Ahí entra ya mi hijo, Manuel, y Félix Pérez, que se encargan de la sala y la programación, aunque yo también siga interviniendo.
El principal reto era no perder la esencia de la música de Fun Club, pero están haciendo un gran trabajo. De hecho, el negocio ha seguido su ritmo y todo apunta a un buen futuro.