Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la política y el trabajo son los temas más recurrentes en los bares.
Los bares son los foros romanos del siglo XXI. Incitan a que todo el mundo exponga su opinión y no hay un día en el que todos los presentes propongan cien formas de arreglar el mundo. Eso sí, con cerveza en mano. A nosotros nos encantan los bares de toda la vida porque al final se convierten en una especie de hogar, sobre todo, cuando escuchas estas frases:
«Donde se ponga esto (refiriéndose a las croquetas) que se quiten las modernuras que le ha dado por comer a la gente joven.»
«Ponme un gin-tonic y unos torreznos».
«¡A esta ronda invito yo!»
«Cualquier día mandó a tomar por culo a mi jefe».
El camarero a plena voz desde la barra: «¡Mari, otra de bravas!».
(Con una caña en la mano): «Si no fuera por estos ratitos, me pegaba un tiro».
(Políticos en la televisión):
– ¡Míralo, qué cara de idiota!
– A estos los ponía yo a pico y pala. ¡Ya veías que pronto se acababa la corrupción!
– Cada vez que robasen, muy fácil, se les cortaba la mano y ya veríais que no roban más.
– Si tuviera que vivir un desgraciado de estos con lo que cobramos nosotros.
– Si fuera yo presidente, arreglaba el país en una semana.
«¡Jefe, lo de siempre!»