Por razones incomprensibles, hay quien disfruta destruyendo el patrimonio público. En esta ocasión, los vándalos se han propuesto acabar con la cerámica de lugares emblemáticos. En todos los últimos meses ha habido algún destrozo que le ha costado caro al Ayuntamiento. Desgraciadamente, la Plaza de España es uno de los principales focos de vandalismo.
Esta destrucción de uno de los emblemas de la ciudad pone en relieve la falta de seguridad que hay en el recinto que pertenece al Parque de María Luisa. Las medidas para proteger el monumento son insuficientes, tal como se ha demostrado en la última ocasión, cuando los vándalos destrozaron parte de la balaustrada frontal.
Un informe municipal publicado en 2010 revelaba que el Ayuntamiento tenía que hacer frente cada año a los destrozos abonando una cantidad de 200.000 euros. En aquella época la vigilancia estaba estaba restringida desde las seis de la tarde a las ocho de la mañana. Cuando Zoido llegó a la Alcaldía los actos vandálicos siguieron y se propuso aumentar la seguridad para la Plaza de España. El actual ministro de Interior prometió una comisaría en el mismo parque con la finalidad de defender el legado de Aníbal González. Sin embargo, esta promesa quedó en el olvido.
Con Espadas como alcalde, se destinaron 2.8 millones para los jardines históricos. Esta partida sirvió para mejorar los caminos de albero, el arbolado y restaurar el monumento a Bécquer, el cual estaba bastante deteriorado.
Honestamente, no podemos entender qué motivos conducen a alguien a destrozar un monumento de forma tan despreciable. Esperamos que con la colaboración del Ayuntamiento se ponga fin a estas oleadas vandálicas que no hacen ningún bien a nuestra ciudad.
Fuente de la noticia y la imagen de portada: Diario de Sevilla