Solía pensar que en vidas pasadas era un ladrón, un estafador, e incluso, barajé ser una reencarnación de Jack el Destripador. ¿Por qué pensaba eso? Porque una cosa es tener mala suerte en una cita y otra es tener un karma que se ríe en tu cara. Tan solo os diré que en la última de mis experiencias amorosas fui a cenar a una pizzería y cuando llegó el momento de la cuenta mi acompañante me calculó la parte exacta (0,87€) que tenía que pagar por el par de bocados que le había dado a su pizza.
Llamadme desconfiado, pero cada vez que mis amigos me decían “si sales esta noche te puedo presentar a Fulanito/Menganita” se me activaba la alarma y mi voz interior me decía: pídete una pizza familiar y métete en la cama a ver series como si no hubiera un mañana.
¡Y ojo! Veo normal que en todo proceso de búsqueda amorosa aparezca alguna rana por el camino, pero es que en mi caso estaba quedando con toda la familia de anfibios del Guadalquivir. Sin embargo, cuando creía que encontrar a alguien normal era más difícil que dar con el arca perdida, una amiga me dio una solución: MiAffaire.
¿Y qué tiene MiAffaire que no tenga ninguna otra app de citas? Pues que por primera vez, gracias a ella, he conocido a una persona simpática, con sus manías y sus defectos. Vamos, lo que viene a ser una persona que cuando llega la cuenta dice “pagamos a medias”.
Por si sois reticentes a darle una oportunidad al amor a través de apps, tal vez os quedéis más tranquilos cuando sepáis que esta alcahueta virtual ganó el premio a la “Mejor web española 2016” y a la “Mejor web para encontrar pareja”, que viene a ser como los Óscar de las apps de citas.
Lo que hace MiAffaire efectiva es que se preocupan mucho por nuestra discreción y seguridad, y validan todos los perfiles manualmente, evitando así citas con la rana Gustavo.
Además, si tenéis el típico día en el que os entran calores con solo ver al cartero y la vecina del quinto, podéis echarle un ojo a la ‘zona picante’ en la que veréis a vuestras posibles citas como al David de Miguel Ángel: en (casi) todo su esplendor. O mejor aún, tenéis otra sección que se llama ‘intercambio’ y es una forma de conseguir una cita con vuestras propias habilidades. ¡Tranquilos! No es una entrevista de trabajo, pero si dais unos masajes relajantes que calmarían a un dragón o sabéis preparar sushi, podréis intercambiar estos “superpoderes” por una cita.
Así que, si cualquiera de vosotros está atravesando una etapa en la que todos sus pretendientes vienen de lo más profundo del Guadalquivir, dadle una oportunidad a MiAffaire y gritad a los cuatro vientos “A Dios pongo por testigo que jamás volveré a quedar con un anfibio”.