El año pasado, Sevilla modificó el nombre de la calle Eustaquia Barrón, que llevaba décadas equivocado. El error denota, salvo en el caso de las vírgenes, la naturaleza de un callejero masculinizado.
El error se descubrió gracias a un vecino de la ciudad. El ciudadano realizaba una investigación sobre el Palacio del Pumarejo, cuando reparó en la incongruencia.
Eustaquia Barrón fue la madre de un comerciante de Villanueva de Cameros (La Rioja), Aniceto Sáenz, que llegó a Sevilla en 1871. Este hombre adquirió la Huerta de los Toribios, entre las calles Rubio, Torreblanca y el Muro de la Macarena, y después de su urbanización abrió cuatro nuevas calles que rotuló en 1887 con su nombre, el de su padre, el de su hija, y el de su madre: Eustaquia Barrón.
La relación entre madre e hijo queda confirmada tanto en los libros del Padrón Municipal como en la partida de defunción. Sin embargo, el servicio municipal de Archivo, Hemeroteca y publicaciones todavía no han detectado el origen exacto del error. Desde el archivo aluden al año 1943 como la fecha en que ya aparece erróneamente en masculino.
Afortunadamente, el año pasado el Ayuntamiento de Sevilla reconsideró corregir el nomenclátor. Por lo tanto, se ha conseguido subsanar una incongruencia en la historia de la ciudad, que formará parte de las leyendas de Sevilla.