Salvar el mundo, derrotar a un villano o viajar por la galaxia, no es nada comparado con pasar un verano en Sevilla.
Existe la expresión «Hasta el 40 de mayo, no te quites el sayo» y está claro que la persona que dijo eso no sabía nada acerca del verano en la capital andaluza. Sin embargo, nosotros sí que sabemos lo que es poner un pie en la calle y que la suela de tu calzado se funda. De hecho, si tú has sobrevivido pasado un verano aquí, te resultarán muy familiares estas calientes situaciones:
Esta es la mirada del Sol sevillano
Lo primero que hacemos cuando llegamos a casa en verano.
Una tarde cualquiera de una familia sevillana en julio.
El suplicio de llegar a la oficina
El mejor antibiótico contra las altas temperaturas.
Nuestro verdadero amor de verano.
Lo que pasa cuando sales de casa a las 4 de la tarde en agosto.
– ¿Quieres que ponga el aire acondicionado o estás bien?
Tú:
Cuando sabes que tus amigos no tienen piscina, pero te enteras de que uno tiene un piso en Chipiona.
Tú y tus amigos custodiando la mesa con más sombra en la mejor terraza de Sevilla
Tú cuando encuentras un velador con agua pulverizada en verano.
Así te sientes cuando buscas sombra a pleno sol.
Cuando entras a un piso de colegas y notas que se han pasado un poco con el aire acondicionado.
Lo que haces con el pijama en las noches veraniegas.