El negocio abrirá un local en la Plaza de Cuba.
Que abra un Starbucks, un Granier o un negocio similar en Sevilla no es motivo de celebración y ni mucho menos de lo contrario, pero la apertura de una confitería refinada onubense con años de historia nos parece algo por lo que se deben dar palmas. Y eso es precisamente lo que vamos a hacer cuando Rufino llegue a Plaza de Cuba.
¿Pero por qué es especial Rufino?
Es un negocio que regenta la cuarta generación de su familia y conserva la decoración de las confiterías del siglo XX. El local original de Aracena abrió sus puertas en 1875, cuando Rafael Rufino Santos inauguró su negocio en el número 1 de la calle Barberos (antigua calle Badía de Aracena).
A día de hoy se siguen manteniendo recetas y otras muchas son el resultado de las distintas fusiones que se han hecho con el paso de las generaciones y esto se debe en gran parte a la familia Rodríguez Romero, que se hicieron responsables del negocio en 1974 de la mano de Rafael Rufino, nieto del fundador.
Expansión del negocio
En la localidad vecina Valverde del Camino abrieron una delegación y un obrador, y ahora llega a la Plaza de Cuba con sus expositores repletos de dulces que parecen sacados de la pastelería que aparece en El Gran Hotel Budapest. Y tampoco vayas a creer que la belleza está solo en el exterior: en su página web explican que usan ingredientes como chocolates de Bélgica, vainilla de Madagascar, fresas de Huelva, membrillos de nuestra Sierra de Aracena o piñones castellanos. Vamos, que no te vas a llevar a la boca un dulce que tenga más añadidos químicos que un jarabe, sino un manjar artesano por el que sí merece la pena engordar.
En definitiva, Confitería Rufino viene a Sevilla para quedarse y hacerse un hueco entre otras confiterías de prestigio y calidad como Manu Jara, Ochoa y La Campana. De momento, no sabemos qué día exacto llegará, pero lo que tenemos claro es que la dieta navideña de este 2018 va a ser un reto más complicado que los doce trabajos de Hércules.