El icónico cine Alameda era de las pocas salas que nacieron durante la transición que resistían a las presiones de la rentabilidad.
Después de cuarenta años funcionando echará el cierre próximamente. Dos sevillanos han cerrado la compra del espacio para transformarlo en un hotel. Actualmente, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) no ha designado catalogación al edicificio. ¿Qué significa esto? Que se trata de una finca donde pueden desarrollarse usos terciarios, entiéndase por ejemplo un negocio hotelero. Además, cabe la posibilidad de derribar el edificio y levantar uno nuevo, como sucedió con Metropol Parasol. Los empresarios sevillanos cederán el edificio en alquiler para su explotación.
Si bien es cierto las salas se encontraban en un estado bastante precario, el componente nostálgico es indudable. Los negocios de esta índole difícilmente son rentables hoy en día que la competencia utiliza herramientas tan atractivas que dominan sobre el mercado.
La crisis no es óbice para la proliferación de nuevos hoteles y los datos así lo atestiguan. Solo en los próximos meses se prevé la apertura de unos 7 complejos hoteleros. La Plaza de la Magdalena, la Encarnación, las zonas próximas a la catedral, la Plaza San Pedro, la Campana o en las antiguas galerías de Vilima son algunas de las localizaciones.
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